De que va a ganar Claudia Sheinbaum la presidencia, la va a ganar. Desesperada por esa realidad, Xóchitl Gálvez se lanzó a matar en el segundo debate entre las dos candidatas y el candidato Máynez.

De poco le sirvió a Gálvez atacar con tantas mentiras a la próxima presidenta de México. La gente que vota es inteligente y sabe distinguir las calumnias de las críticas racionales.

Xóchitl debatió para agradar a sus seguidores de las columnas políticas y estos quedaron contentos: la querían ver agresiva y ellas les dio gusto.

Claudia debatió para sus seguidores, que son los de AMLO: evidentemente la mayoría en México. Hizo lo correcto porque va ganando, por mucho, y no debe alterar su plan de campaña.

Después del debate vino lo más importante: el posdebate, que es donde estrategas de una y otra candidatas se enfrentan para convencer a la ciudadanía de quién fue la ganadora.

En el primer debate, por una razón a mi juicio incomprensible, el equipo de Claudia envió a Arturo Zaldívar al posdebate en el espacio de más rating, Televisa. Lo hizo muy mal el exministro ya que se mostró majadero con uno de los conductores.

Para el segundo debate, el equipo de Sheinbaum corrigió y envió a la televisora líder a Jorge Gaviño, quien hizo un gran papel. A Zaldívar se le mandó a un espacio de menos rating, el de Imagen TV. ¡Qué bueno que así ocurrió ya que se minimizó el daño!…, pero solo relativamente.

En Imagen TV, desgraciadamente, Zaldívar defendió poco a Claudia para hablar mucho de sí mismo: específicamente de sus problemas con la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

¿En qué ayudó a Sheinbaum que Zaldívar usara un tiempo valioso en TV para sus líos personales? Más bien, perjudicó a la candidata de Morena.

El daño espero que no sea tan grande —ayuda que Imagen TV tenga menos audiencia que Televisa—, pero daño habrá ya que los programas de noticias y de opinión de esa televisora, la tercera en importancia en México, tienen desde hace años un número importante y creciente de seguidores.

Lo más significativo de Imagen TV es su espléndido trabajo en redes sociales, donde sus contenidos circulan bastante.

Lamentablemente es lo que ha ocurrido con la defensa que anoche hizo de mismo el exministro Zaldívar.

Videos de Zaldívar perdiendo la pelea con Roberto Gil Zuarth están siendo compartidos por mucha gente, sobre todo relacionada con el mundo del derecho.

¿Era necesario que en el posdebate Arturo Zaldívar hiciera ese papelón? ¿No debería ya renunciar a ser vocero de Claudia Sheinbaum, a la que tanto perjudica por sus conflictos —de él, no de la candidata de Morena— con la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña?

Pero tal vez todo esto tenga de positivo apoyar la democracia y los derechos de las minorías. Porque con colaboradores como Zaldívar, aunque no se aleja la victoria presidencial de Claudia —victoria que es segura—, sí empieza a parecer imposible el Plan C con el que sueñan Morena y el presidente AMLO, plan que consiste en ganar todo para que el partido de izquierda lo domine todo.

A pesar de que apoyo abiertamente a López Obrador, a Sheinbaum y a Morena, no considero deseable que un solo partido mande en México. Se necesitan equilibrios para que la democracia opere. Jamás deberemos volver al pasado del carro completo del PRI.

Si la oposición nada representa y no tiene manera de impedir el triunfo total de la izquierda, entonces es la propia izquierda la que entrega a la oposición refuerzos para evitar el carro completo. Uno de eso refuerzos, el más relevante, es Zaldívar, quien con cada aparición en público perjudica a Claudia y a Morena y apoya a Xóchitl y al PRIAN.