Sí, el término populismo sigue vigente. Se refiere a una forma de gobierno caracterizada por la presencia omnímoda de un líder carismático que utiliza todo el poder de su popularidad y de su carisma para promover políticas dirigidas a ganar la voluntad de los votantes sin la posibilidad de resolver las grandes problemáticas que aquejan a la nación. También aplicaría para el populismo aquella máxima de los dictadorzuelos que busca “ofrecer soluciones sencillas para problemas complejos”.

AMLO, en el día de la celebración de un aniversario más de la promulgación de la Constitución de 1917, presentó una serie de reformas constitucionales que buscan, entre otros objetivos, desmantelar el Estado mexicano como se le conoce. Por un lado, pretende destruir al Poder Judicial con la supuesta elección de los magistrados por sufragio universal, y por el otro, pretende eliminar los organismos autónomos, en un claro desliz autoritario propio de los regímenes totalitarios.

En relación con elección de jueces y magistrados por la vía electoral directa, la propuesta trasluce un profundo desdén hacia el espíritu de las leyes. ¿No han comprendido AMLO y sus huestes que el Poder Judicial es fundamentalmente distinto al Ejecutivo y al Legislativo, y que encarna, desde la filosofía política, la defensa de las minorías frente a las mayorías representadas por los otros poderes de la Unión?

En materia de garantía de trabajo a los jóvenes, se entiende bien que AMLO busca llevar a Morena el apoyo de los nuevos votantes. Sin embargo, la propuesta presenta importantísimos cuestionamientos. ¿Cómo podría el Estado mexicano eventualmente hacer frente a esas obligaciones constitucionales sin presentar un enorme déficit en las finanzas públicas? ¿No es algo similar a lo ocurrido con la obligatoriedad de la educación superior en el tercero constitucional, mientras el Estado mexicano no ofrece más que universidades que no brindan ni los mínimos estándares de calidad?

Otra propuesta de reforma constitucional que refleja el carácter del régimen es la intención de AMLO de integrar a la Guardia Nacional en la Sedena. Sí, ha quedado bien claro desde un inicio la voluntad del jefe del Estado de militarizar la vida pública de México, como si, en realidad, las Fuerzas Armadas permaneciesen impolutas de cualquier sospecha de corrupción.

Estas son algunas de las veinte propuestas de reformas constitucionales que fueron presentadas por AMLO el pasado 5 de febrero. Como he señalado, mientras algunas parecen estar dirigidas hacia la consolidación de un Estado autoritario (como la peregrina idea de politizar aun más al Poder Judicial con la elección directa, y la intención de hacer desaparecer a los organismos autónomos) otras traslucen el carácter populista del régimen.

Como es sabido, todo dependerá de la composición del Congreso de la Unión. En aras de la supervivencia de la democracia mexicana en ciernes, los votantes estarán moralmente obligados a evitar que Morena y sus aliados alcancen las dos terceras parte de las Cámaras. Todo recaerá, a la postre, en la responsabilidad política de la mayoría de los mexicanos.