"Todos los vicios, con tal de que estén de moda, pasan por virtudes." - Molière.

 

Hay que ser cautos en definir quién sí y quién no tiene una real adicción a Internet. Se considera adicto aquel que pese a su voluntad no le es posible despegarse fácilmente de la web, aquel no puede controlar el impulso de seguir pegado a la computadora, aquel que pasa toda una noche y sus noches consecuentes jugando, o realizando alguna otra actividad del tipo.

 

Algunos de nosotros pasamos frente a la computadora unas 10 horas al día, lo cual no significa que tengamos una adicción a Internet, sino que necesitamos hacerlo ya que es parte de nuestro trabajo. Aquí la diferencia entre hacerlo por gusto /placer o necesidad. (Gracias Dios, creí que era una adicta).

 

El día de ayer leía un interesante artículo en el periódico londinense "The Independent", este hablaba sobre la adicción que puede crear el uso de Internet. Cuenta dicha publicación que un grupo de investigadores realizaron un estudio a los cerebros de un grupo de chavos adictos a Internet y encontraron daños en las fibras de las partes del cerebro que conectan los procesos emocionales, la atención y la toma de decisiones; por lo que asemejan esta adicción a la del alcohol y las drogas, ya que este mismo escenario se presenta en aquellas con ese tipo de adicciones.

 

Los resultados del estudio suenan interesantes, pero la realidad es que los investigadores no saben a ciencia cierta si los cambios en el cerebro son la causa o la consecuencia de la adicción a Internet. En mi opinión no creo que sean la consecuencia, sino la causa. Esto es, pienso que hay personas con tendencia a tener conductas compulsivas, por lo que son más proclives a adquirir una adicción.

 

Consecuencias físicas del uso de la herramienta son el daño en la vista por estar tanto tiempo frente al monitor, dolores de espalda o cuello, el síndrome del túnel carpiano, dolores en tendones o ligamentos de las manos. Consecuencias no físicas pueden ser la pobre atención que le damos a los demás por estar metidos en las redes sociales y chats, pérdida de relaciones personales o el dejar de leer un buen libro, entre muchas otras.

 

Se considera que sólo entre un 5 y un 10% de los usuarios de Internet son adictos -a la herramienta, digo, si son adictos a la coca o marihuana eso ya es harina de otro costal-.

 

Como toda actividad, el uso de Internet tiene que hacerse con moderación, así como la comida, los cigarros, el trabajo, los video juegos, el sexo o el amor - ya ven que dicen que ni todo el amor ni todo el dinero -.

 

Apenas el año pasado Chris Staniforth de 20 años murió a raíz de la creación de un coágulo de sangre después de pasar hasta 12 horas seguidas jugando en Xbox. Los médicos diagnosticaron que sufrió de una trombosis venosa profunda y lo asociaron con el uso irrestricto del videojuego, llegando a pasar largos períodos de tiempo en la misma posición. Cierto o no que esta haya sido la causa de la muerte, es sin duda un foco rojo el que una persona dedique tanto tiempo a ese tipo de actividades.

 

La tecnología sin duda nos facilita la vida, pero también sobre la marcha estamos aprendiendo el lado negativo de su uso. Nuevas formas de vivir, nuevas herramientas, nuevas adicciones a las cuales les llamaremos claramente: vicios.

 

Sólo me queda un pensamiento en la cabeza sobre este tema: No tomarlo fríamente, no cegarnos ante lo evidente. Cuando una actividad se convierte en lo más importante en la vida de una persona, domina sus pensamientos, sentimientos y conducta, definitivamente algo va mal, muy mal.