Ejercer el periodismo en México se ha convertido en una de las acciones más peligrosas, más aún cuando la mayor parte de las notas que pueden encabezar los titulares en nuestro país son notas rojas, relacionadas con el crimen organizado y la “guerra” que ha durado casi todo el sexenio. Denunciar nexos entre gobierno y narcotráfico requiere de un gran valor, no cualquiera se atreve a señalar la verdad, y no por gusto a la mentira pero por temor a ser víctima de ataques brutales como los que ya se han cometido contra periodistas.
El hablar sin miedo quedó atrás, ahora el periodismo requiere de personas con una fuerza psicológica inmensa, personas dispuestas a ser señalados, criticados, perseguidos y hasta amenazados por contar lo que ven. Una de las profesiones más lindas del mundo (Para algunos la más bella entre todas) corre el peligro de convertirse en una labor que desinforme y cree perspectivas erróneas de la situación actual del país, no todos con la intención de manipular por intereses sino por el miedo a hablar claro y pagarlo caro.
No es posible que existan ciudades en el país donde se están creando falsas ideas sobre el estado actual de la violencia, sobretodo en ciudades de Coahuila, Tamaulipas y Chihuahua donde ciertos medios le dedican escaso o nulo espacio a los hechos de violencia que ocurren en la localidad. Digo que se crean falsas ideas de la situación porque muchos ciudadanos han empezado a creer que las cosas mejoran en su ciudad, claro, eso visto desde esa pseudo-burbuja que los medios de comunicación y las autoridades han creado conjuntamente.
Es tanto el riesgo de ser periodista en México hoy en día que el IPI (International Press Institute) consideró a América Latina, y en especial a México, como la zona más riesgosa para ejercer dicha profesión. El IPI considera los asesinatos en América Latina, que fueron 18, y toma los de México, 11, para determinarlo como el país con más peligro para el periodismo. Recién se aprobó la Ley de Protección a Defensores de Derechos Humanos, esperemos que en verdad sirva para garantizar la libertad de expresión. El mayor problema no está ahí, es algo más complejo, la impunidad que existe en el sistema.
Regina Martínez fue asesinada en su casa el fin de semana pasado, Regina era periodista, corresponsal de Proceso, laboró en La Jornada y en otros diarios locales; siempre actuó con valentía y honestidad, se especializaba en reportajes referentes al narcotráfico y a los nexos entablados con el gobierno. Ayer, en Veracruz igualmente, fueron encontrados los cuerpos de tres fotorreporteros de diarios locales. Han salido nuevamente autoridades del gobierno local y federal a decir que los actos se investigarán a fondo, eso ya lo hemos escuchado en repetidas ocasiones. Necesitamos justicia para que se garantice el derecho a la información.
Gabriel García Márquez dice que la mejor profesión del mundo es el periodismo. ¿Tendrán la misma creencia las familias de los periodistas asesinados en México? Si el gobierno no garantiza un ambiente seguro para ejercer el periodismo con libertad corremos el riesgo de caer en una sociedad donde la verdad calla. Exigimos seguridad para los periodistas, son ellos los que conducen una gran parte de la opinión que la ciudadanía tiene. Los queremos vivos, decir la verdad nunca debe ser una condena de muerte. Cada vez perdemos un gran contrapeso, los vigilantes e informadores: los periodistas.
“El periodismo es lo que mantiene la democracia. Es la fuerza para un cambio social progresivo” Andrew Vachss