A propósito de la reciente actualización del IOS 6, la retirada de Google maps como aplicación nativa y el estrepitoso fracaso inicial de la app de mapas de Apple, escribe Matthew Yglesias en Slate:

“Yo me quedo tratando de entender cual es la dinámica empresarial subyacente. La historia es que Apple y Google tenían una relación, pero Google decidió lanzar el sistema operativo móvil Android y ahora son enemigos. Pero este tipo de guerra cruzada de “ecosistemas”  no hace que Gmail deje de ser compatible con el correo de iOS, ni que Google deje ser el motor de búsqueda por omisión en Mobile Safari, y tampoco me impide usar los servicios en línea de Google de mi Mac. ¿Y por qué habría de hacerlo? Apple hace dinero vendiendo hardware, y hace más dinero si el hardware es tan bueno como sea posible, es decir, si se permite el acceso a los servicios de Google. Y Google hace dinero vendiendo anuncios, y ellos ganan más dinero si la gente utiliza los anuncios de servicios, es decir, si son accesibles en tantas plataformas como sea posible.

“Los nuevos mapas móviles parecen ser solo una estrategia perder-perder. Los productos de Apple son ahora peores, aún y que necesitan gastar más para desarrollar sus propios mapas pero en un plano inferior. Los mapas son una función crucial en el uso de teléfonos inteligentes, y ahora por primera vez el iPhone es marcadamente inferior a los productos que compiten dentro de esa categoría. Sin embargo, también Google está perdiendo usuarios en el corto plazo y perdiendo sus datos a largo plazo que, como escribió Farhad Manjoo, puede ser un gran problema en el futuro”.

Hasta aquí el caso de Apple.

Veamos que pasa en la izquierda. Después de años de relación entre AMLO y el PRD, Andrés Manuel ha decidido escindirse del partido que dirigió, que lo llevó a ser alcalde de la ciudad de México y que lo ha nominado en dos ocasiones consecutivas como candidato a la presidencia de la república. No es poca cosa. El PRD desde luego que también se ha beneficiado de la popularidad del líder social más importante de los  últimos tiempos. Si fue Cuauhtémoc Cárdenas quién primero sacó a la izquierda mexicana de la marginalidad, López Obrador fue quien lo consolidó y llevó a la escala nacional de la cual hoy goza el PRD, junto con todos los recursos que eso implica.

Hace apenas algunos meses Marcelo Ebrard declinaría a sus aspiraciones como candidato a sustituir a FCH, Ebrard entendió que la llegada de dos candidatos por parte de la izquierda, los diluiría y no tendrían posibilidad alguna de ser competitivos en la elección presidencial. Así el PRD echaría a andar su maquinaria a lo largo del país y en el DF en favor de su candidato, AMLO a su vez logró ejecutar una campaña casi impecable, que lo dejó a unos cuantos puntos del candidato ganador.

Si la vocación de un partido y sus integrantes es acceder al poder, es complicado entender cuál es la lógica detrás de pulverizar un partido. Está claro que Andrés Manuel se juega su futuro político y que es una manera de asegurar posiciones y recursos frescos, si el racional es mantenerse vigente, la estrategia parece adecuada, pero si lo que se tiene como objetivo es ganar los Pinos, pareciera ser – como en el caso de Apple y Google – una vía en la que todos pierden.

Pierde el PRD con la salida de Andrés Manuel López Obrador y varios millones de votos duros que lo seguirán en su nueva aventura, pierde desde luego el propio AMLO que tenderá a ocupar una posición en el espectro político más cargado hacia el extremo izquierdo, que se queda sin la operación nacional del PRD y pierde también influencia en las cámaras. En ambos casos sus ganancias son marginales y sus perdidas masivas.

Concluye Matthew Yglesias, “Parece una estrategia totalmente perder-perder motivada por.... ¿Ego?¿arrogancia?. Ni apple ni google parecen estar ahora en una mejor posición de la que estaban anteriormente.”