La Paz, BCS. México tiene un gran reto en materia energética. Debido a la crisis climática, el Estado hizo el compromiso de aumentar la producción de energía limpia a 35 % para 2024; actualmente sólo se produce el 17% en todo el país. Dicha resolución se ha fijado en dos mandatos legales: Ley General de Cambio Climático y la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y Financiamiento para la Transición Energética.
Esta carrera contra el tiempo ha abierto el debate orientado hacia la búsqueda de mejores maneras de producir energía sin necesidad de combustibles fósiles. Una de ellas es la energía nuclear que, además de ser una fuente que suscita polémica, pareciera ser la más desconocida entre la opinión pública.
Pocas personas imaginan que en Veracruz se encuentra la única central nuclear del país: “Laguna Verde”, que cuenta con dos reactores y posee la capacidad de producir 1,620 Megawatts, o sea el 4 por ciento de la energía total de país.
Pese a ser una alternativa que genera grandes cantidades de energía y libera pocos gases tóxicos a la atmósfera, el miedo de accidentes que han sucedido en el pasado como en el caso de Chernobyl o el de Japón en 2011, intensifican aún más el debate sobre su viabilidad ambiental.
El Dr. Alfredo Bermúdez Contreras, profesor de la Ingeniería en Fuentes de Energías Renovables de la UABCS, sostiene que todas las acciones humanas tienen consecuencias, y lo mismo ocurre en el campo energético. No obstante, subrayó que es importante tomar en cuenta aquellas consecuencias con las cuales es más factible lidiar a la hora de establecer un proyecto.
Para ejemplificar lo anterior el catedrático señaló que, durante la construcción de una planta nuclear, se emiten cantidades considerables de sustancias no favorables a nivel climático. Son obras que ocupan de gran infraestructura y materiales, de modo que al producirlos se requiere un enorme gasto energético por un tiempo considerable.
La mayor parte de estas plantas se edifican en un lapso mayor a 5 años. En el caso de la central Laguna verde su construcción comenzó en 1990 y terminó en 1995. Sin embargo, una vez en función, la energía en las centrales produce cantidades mínimas de emisiones contaminantes. "Eso es lo positivo que tiene el uso del átomo frente al cambio climático".
Por otra parte, entre las desventajas más evidentes está el tema de los desechos radioactivos. A lo largo de su funcionamiento, los reactores nucleares son alimentados con uranio enriquecido que, al cumplir su ciclo, deben ser desechados continuamente. El problema es... dónde.
"Hasta el día de hoy lo que se hace es confinarlos de la mejor manera posible y encerrarlos en algún lugar geológicamente estable donde el riesgo de sismos y otros fenómenos sea menor. Se ha planteado así porque la radioactividad permanece en estos desechos por mucho tiempo y su longevidad puede variar de cientos a miles de años", explica el catedrático universitario.
Actualmente, aunque existen investigaciones que buscan la manera de reprocesar estos desechos para volverlos a utilizar, los reactores convencionales aún no adoptan esta funcionalidad y los estudios continúan en desarrollo.
“El átomo en Sudcalifornia”
Alfredo Bermúdez destacó que en BCS hay varias alternativas energéticas disponibles frente a la nuclear. La mayoría de ellas son renovables. Por ejemplo, la situación geográfica del estado ofrece diversas ventajas naturales, entre ellas la luz solar, el oleaje, la energía geotérmica, cuyo aprovechamiento se realiza desde la central de "Las Tres Vírgenes" y, el viento, que recientemente ha generado interés entre los inversionistas del sector en Mulegé
A la par, mencionó que el turismo juega un papel importante en el desarrollo económico de BCS, y que además los visitantes que llegan son cada vez más afines a los temas ambientales, por lo que si los atractivos naturales se degradan, los visitantes pueden ir en busca de otros lugares mejor conservados fuera de tierras sudcalifornianas.
"Algo similar ocurriría con la energía nuclear. Las personas no querrían ir de vacaciones a un lugar donde esté establecida una planta que funciona con material radioactivo. Dicha actividad produciría un detrimento del turismo que tiene que ver con la naturaleza; son cosas que hay que poner en la balanza antes de contemplar un proyecto de esa magnitud".
De igual manera, puntualizó que BCS se encuentra en una zona donde existe actividad sísmica, lo cual podría representar un posible riesgo en caso de algún proceso geológico significativo. Por estas razones, el investigador considera que es poco viable el desarrollo de energía nuclear en el estado.
No obstante, el Dr. Alfredo Bermúdez cree que el tema podría dar de qué hablar en un futuro a nivel nacional, debido a la magnitud del reto que sigue latente para el sector energético en México.