El viernes pasado se difundió la información de que el

gobierno de Estados Unidos envió una orden judicial para solicitar a Twitter

que les entregara información de personas relacionadas con Wikileaks, entre

ellos Julian Assange, el soldado Bradley Manning (acusado de ser el que filtró

los cables y otros datos clasificados), así como la ex vocera de Wikileaks

Birgitta Jonsdottir.

Twitter, de acuerdo a lo reportado por diversos medios, como

la revista Wired, de plano se negó. A pesar de que la orden judicial venía con

otra orden que obligaba a Twitter a callar y a no decirle a ninguno de los

implicados que se encontraban en peligro, el sitio de micro-blogueo se negó a

echar de cabeza a sus usuarios.

Así, Twitter es fiel a sus raíces liberales y progresistas y

se distingue de otras empresas tecnológicas como PayPal, Mastercard, VISA y el

Banco de América, quienes a pesar de estar localizados en el "país más libre

del mundo" (mega-sic) no tardaron mucho en unirse a la cargada para tratar de

destruir a Wikileaks y a Julian Assange.

Aunque en estos momentos tanto Assange como Wikileaks

parecen haber bajado la intensidad y frecuencia de sus revelaciones (¿o se

trata de un simple receso de fin de año?), va mi reconocimiento para el cerebro

legal detrás de Twitter, Alexander Macgillivray, así como para sus creadores

@ev y @biz. Al millón con ustedes, vatos.