El jueves 11 de noviembre de 2010 acudí al Zócalo capitalino a ver "Yo, México" el espectáculo de luz y sonido que, con bombo y platillo están anunciando en los medios de comunicación, para que los mexicanos y las mexicanas pudiéramos comprender más los procesos históricos que gestaron el México de hoy, recibí la invitación incluso por teléfono, razón por la que, con gran entusiasmo decidí ir.

El espectáculo "Yo, México" auspiciado por el Gobierno Federal se presenta en el zócalo de la capital mexicana del 11 al 23 de noviembre de 2010, es un show de luz y sonido, cuenta con tres escenarios que son como máquinas del tiempo en donde se recrearán algunos episodios históricos importantes en la conformación de nuestra patria.

Es un espectáculo del gobierno federal, apoyado por la SEP y en la logística y seguridad el gobierno del Distrito Federal está colaborando, se pretende que este show gratuito sea apreciado por un millón de personas que acudan a ver las funciones nocturnas, comienzan a las 21:00 y concluyen a las 22:30 horas.

La plancha del Zócalose veía deslumbrantecon un despliegue de equipo técnico, plantas de luz imponentes (tenía miedo que explotaran como las mufas) y una impresionante presencia policíaca cuya vigilancia me hizo sentir segura en medio de un ambiente que nos han dicho es tan inseguro. Hacía bastante frío y calaba los huesos, los ensayos previos con la iluminación comenzaron por entusiasmar a los que esperamos con paciencia a que dieran las nueve de la noche para ver el espectáculo.

A las nueve las luces se apagaron, se hizo el silencio y cayó la oscuridad, las tres pantallas se iluminaron y apareció el agua como elprincipio de la vida, todo era azul, traslucido y hasta un poco místico, imágenes del planeta Tierra invadieron la pantalla, después aparecieron los dioses, el Panteón Mesoaméricano hizo acto de presencia, con voces bien moduladas escuchamos los nombres de las deidades ancestrales: Meztli, Micantecuhtli, Xipe, Xolotl, Tláloc, Kukulkán, Qutezalcóatl, Coatlicue, Coyolxauqui, etc. En las paredes de Palacio Nacional, Catedral y los antiguos edificios del Ayuntamiento, hoy sede del gobierno del DF, glifos mesoamericanos se hicieron presentes. Omitieron también el Encuentro de Dos Mundos (Europa y América), jamás dijeron nada de los viajes de Colón, sacando así los viajes del descubrimiento del escenario mundial.

Los bailarines ataviados con modernos atuendos deconchas y caracoles danzaron honrando a las deidades,tambores y chirimías inundaron el ambiente yel sonido tan fuerte sí hizo que retumbara mi pecho, la historia mesoamericana fue presentada con gallardía, lo malo es que sigue siendo una historia que presenta a indígenas valientes y soberbios con un pasado glorioso, quecontrasta muchocon la cruda realidad: la pobrezay marginación en la que se encuentra hoy en día el indio real, recordando así la vigencia de untexto del maestro Guy Rozat Indios reales e indios imaginariosque leí en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Sin ser tan claro para los asistentes, se hizo una escenificación de la Peregrinación de Aztlána Tenochtitlán, muchos símbolos sagrados aparecieron,mencionaron la ceremonia del Fuego Nuevo y en las paredes de los edificios proyectaron las sombras de los Voladores de Papantla que representaban los 52 años del ciclo mesoamericano, cuatro voladores que giraban trece veces, de pronto, bolas de fuegoinvadieron las pasarelas,un cálidovapor de agua invadió el ambiente aumentando la emoción, en las paredes se proyectaron las siluetas de las pirámides.

Después las sombras de los galeones españoles aparecieron en las paredes, losConquistadores extremeños llegaron a Veracruz, se escucharon los relatos tomados de las crónicas de Bernal Díaz del Castillo y fragmentos de las Cartas de Relaciónescritas por Hernán Cortés, relatando la grandeza mexica. Después, en el centro de la plaza, la voz de la princesa Malitzin, repudiada por su familia, vendida como esclava y enamorada de Cortés, explica con su propia voz que ella no traicionó a su patria, sino que fue víctima delas circunstancias, ella fue simplemente la traductora.

En esta parte del espectáculo curiosamente no mencionaron a Moctezuma Xocoyotzín, ni a Cuitláhuac ni a Cuauhtémoc, los últimos tlatoanis,ni tampocolos presagios de la derrota, aparecieron los soldados españoles llegando a tierra azteca con unos atavíos que me gustaron mucho: hombre y caballo queeran uno mismo, un acierto pues así se describe en los relatos de la Conquista. Tampoco mencionaron a los indígenas que se aliaron a los españoles para derrotar al Imperio Mexica. No hubo Noche Triste, ni Matanza del Templo Mayor, mencionaron por no dejar la epidemia del cocoliztli, despuéssolamente mencionaron sin dar la fecha precisa: 13 de agosto de 1521, día de San Hipólito, la caída de la gran Tenochtitlán y el nacimiento de la Nueva España.

Yo esperaba más elementos en la Nueva España pues son indispensables para entender el movimiento de la Independencia que simboliza la ruptura con el Antiguo Régimen, pero solamente hubo una peregrinación y danzas honrrando a la Tonantzín, Nuestra Madrecita, la presencia sagrada de la Vírgen de Guadalupe, sin Juan Diego (¿se habrán enfadado los aparicionistas?) no se vio tan claramente el mestizaje, salen los indios pero no me percaté tan claramente de las castas, tal vez mis ojos no podían captar tanto.

Oscuridad de nuevo y la dulce voz de Sor Juana Inés de la Cruz declamando sus poemas, hermosos y perfectos. Una pintura de la jerónima inundó las pantallas, pero no hubo gran explicación sobre ella como sí todos conociéramos a la perfección su biografía, hubiera sido interesante que mencionaran fragmentos de la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz,en donde ella defiende el derecho de las mujeres a adquirir conocimientoy su enfrentamiento con los sacerdotes jesuitas Antonio Núñez de Miranda, Francisco de Aguiar y Seijas y don Manuel Fernández de Santa Cruz.

De Sor Juana pasamos a don Miguel Hidalgo y el grito de Independencia, no se mencionaron más cosas de la época colonial: el clero, la Universidad Real y Pontificia que fue la primera universidad del continente, las encomiendas, las haciendas, la esclavitud, la minería, la Santa Inquisición, la imposición de la nueva religión, la destrucción de los ídolos, de los antiguos templos y la edificación (con las mismas piedras) de las iglesias, el sincretismo, la nueva lengua, las mortales epidemias y un largo etcétera.