A veces cuando soñamos, es posible que la trayectoria de los cuerpos a través de los túneles de su ideología tenga un final feliz, detrás de todo; hasta el fondo del recorrido de regreso hay vida, una existencia que se yergue en la orilla de todos sus actos y que justifica cada tramo del camino que condujo la curiosidad y esa presencia es el origen de una historia pero también su fin, también su extracto, también el fondo de la forma con que se forja un nombre.
En este punto, en el encuentro con la causa, el efecto se vuelve un horizonte habitado, porque el futuro es una proyección y cada paso ha sido un conjunto de sensaciones multitudinarias, multidireccionales que impregnan al presente de sentido, la historia ha salpicado a otras historias, han sido vulneradas las individualidades, el cuerpo social puede ser mirado desde un punto de vista holístico, esto le da sentido a la construcción del destino que eslabonando instantes crea nuestras cadenas, todos las tenemos, aunque negarlas sea el oficio más común de lo consuetudinario.
No podemos librarnos de cambiar la vida de otros, somos seres sociales y eso lo explica todo, nos deshoja en la perspectiva de las representaciones y crea para nosotros un mundo dentro del mundo en el que no nos fue dada la opción de selección, lo creó el camino que caminamos, los gajos de nuestra motivación que fueron quedando en la historia, sacados del milagroso canasto de peces de la inagotable indulgencia ajena, por eso los caminos nos enseñan, porque finalmente el futuro será repartido entre los participantes, si son pocos el trabajo ha sido escaso y se requerirá suerte para la próxima; si son muchos el tiempo empezara a escribirse para todos.
El asunto esta así, dos candidatos prematuros que han tenido distintas oportunidades de manifestarse frente a una sociedad harta, cada uno de estos individuos es un túnel a través del cual podemos ver su trayectoria, sus tendencias, sus orígenes, los límites de su fuerza; su estatura, la influencia y la persuasión de la que son capaces al enfrentarse a la sociedad.
Por un lado tres colores respaldan a Peña Nieto; abogado, su carrera comenzó en el ejercicio del derecho hasta que la política le abrió los brazos, invitándolo a formar parte de un reducido club en el que su profesión le garantizaba un espacio seguro, vemos una biografía llena de estrellitas en la frente, debajo de un peinado sobrado de excentricidad, parte de su fama, me pregunto si será lícito el contenido de una campaña argumentada con elementos cuya banalidad constituye un alto porcentaje de su todo, habiendo tiempo suficiente para planteamientos serios, para crear plataformas de debate en las que pueda alimentarse de la opinión de la gente, llena su agenda de visitas sociales y marketing gastado, promoviendo una imagen de inocencia que no vende un solo ejemplar pero dejan en la conciencia colectiva a un Peña Nieto pin up, fotografiado al centro de la política con mas laca que ideas.
Al otro lado está López Obrador, recién destapado por el PT; abrigado por una estructura popular, licenciado en ciencias políticas, arranca su camino en la campaña priista al Senado del poeta tabasqueño Carlos Pellicer y ocupa algunos cargos en los que el contacto con las necesidades de la gente le dan material suficiente para renunciar al PRI cuando este instituto político rechaza la candidatura del hijo de un general, recorre su estado natal, luego el país, abanderando múltiples causas en las que la necesidad es la protagonista azotada por la inmisericorde negligencia institucional, la suya es una biografía que no solo está compuesta del camino institucional del cargo público, sino de un trabajo voluntario que al sumarle experiencia, le quita a su discurso el eufemismo necesario para el altruismo mediático.
Detrás de todos los individuos esta ese túnel que a través de su obra nos conduce a una verdad, caminando de regreso por la vida de Peña Nieto encuentro a un hombre que ha luchado por figurar en la política; sosteniendo responsabilidades de partido y hoy se cubre con el manto de la idoneidad que un candidato del PRI requiere en el 2012 para ganar la Presidencia; caminando sobre los pasos de Obrador, al final del camino está la exposición detallada del origen de una historia que ha quedado marcada con el fuego inefable de la lucha popular, aunada a la pujante necesidad de construir un cambio social que ratifique el espíritu igualitario del estado mexicano.