La jornada electoral del 26 de septiembre para renovar la Asamblea Nacional de Venezuela deja lecciones importantes para los chavistas y los antichavistas.

1. El sistema electoral es confiable. Aunque la oposición sugirió la posibilidad de que habría fraude, las amplias ganancias que obtuvo eliminaron cualquier duda. Tampoco los observadores electorales reportaron graves irregularidades. El Consejo Nacional Electoral dejó en evidencia, una vez más, que los procesos comiciales en Venezuela han sido limpios y justos. Sin embargo,muchos críticosseñalan la inequidadde las reglas de la votación que provocaron que en algunas regiones se asignaran posiciones al gobierno con menor cantidad de votos. Aunque todavía el CNE no ha publicado datos precisos, los opositores afirman que obtuvieron el 52% de los votos totales ysólo el 36.2 por ciento de la representación. En el Parlamento Latinoamericano se presentó un empate virtual, con 6 triunfos para el PSUV y 6 para la Mesa de la Unidad Democrática.

2. En Venezuela no hay una dictadura, sino normalidad democrática. Si fuera cierto que Hugo Chávez fuera un dictador, los resultados en el congreso hubieran sido muy distintos. Vaya, el Partido Socialista Unificado esperaba obtener al menos 110 curules para asegurar las dos terceras partes de la Asamblea y sólo obtuvo 95, mientras que los opositores rebasaron sus expectativas al conquistar 63 escaños. La falta de mayoría calificada dificultará al chavismo la aprobación de poderes espaciales para legislar y la facultadde designar funcionarios del Tribunal Supremo, la Fiscalía General, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General y los integrantes del CNE, obligándolo a llegar a acuerdos con las bancadas opositoras.

3. Los electores asían mayores equilibrios en la división de poderes. Que la oposición le haya arrebatado al PSUV la posibilidad de hacerse de la mayoría calificadadebe considerarseun voto de castigo en contra del deficiente desempeño socialista en el Poder Legislativo. Al mismo tiempo es una advertencia a los sectores más radicales del antichavismo que suelen optar por la desestabilización, y no por la institucionalidad, para sacar al presidente del poder.

4. El chavismo no es infalible. A pesar de que el oficialismo trató de corregir sus errores después de su derrota en el referendo constitucional de 2007 y que la popularidad de Chávez se recuperara en los últimos meses del año, la oposición fue exitosa al lograr posicionar temas como la corrupción, el desempeño de la economía y la inseguridad pública como estandartes de lucha contra los socialistas. Éstos, en cambio, no tuvieron la habilidad necesaria para combatir las acusaciones de forma pertinente y si siguen sin atenderlas les será mucho más difícil mantener la presidencia en 2012.

5. Mejor una oposición unida que dividida. El proceso para designar a los candidatos a la Mesa de la Unidad Democrática sufrió reveses y contratiempos, pero la presentación de una planilla unitaria redituó en una mayor aceptación ciudadana.

5. ¿Qué viene a futuro? Espero que el regreso de la oposición a la Asamblea y la imposibilidad de que Chávez pueda gobernar sin trabas, haga ambos lados reconsiderar sus posiciones extremas. El PSUV puede cantar victoria, pero no logró retener los dos tercios que anhelaba; los opositores festejan desmedidamente su triunfo, pero sólo es el segundo de doce procesos donde Chávez ha salido adelante. La minoría tendrá que probar al electorado que dejó de ser la camarilla facciosa y apátrida responsable del fenómeno Chávez. La mayoría tendrá queenmendar sus defectos y gobernar para todos, o su excesiva confianza podría costarle la pérdida del país que ha gobernado durante los últimos doce años.