Al ex presidente
Ernesto Zedillo mucha gente lo ha visto en aviones comerciales. A Vicente Fox
también. A Carlos Salinas de Gortari, nunca.
Salinas no se baja
de las aeronaves privadas, carísimas por supuesto. Y vaya que le gusta viajar.
No solo a Oaxaca, como este fin de semana, sino a diferentes lugares de Europa,
de Asia, de América.
Carlos Salinas es
un viajero frecuente que invariablemente vuela en exclusivos aviones ocupados solo
por él y sus acompañantes.
Eso cuesta una
fortuna.
Salinas, solo en
transporte aéreo, debe gastar millones de dólares al año. ¿De dónde los saca?
¿Qué empresas posee? ¿En qué trabaja? ¿Qué inversiones ha hecho?
Si un empresario
exitoso vuela en el avión de su empresa, uno entiende quién paga los pilotos,
la gasolina, la renta de espacios en los aeropuertos, etcétera: la tesorería de
la compañía controlada por el hombre de negocios. Así de fácil.
Pero Salinas es
político, lo ha sido toda su vida, es decir, siempre ha ganado salarios de
político, que por elevados que sean no alcanzan para pagar los aviones privados
de los que él no se baja. Para colmo, Salinas es ahora un político desempleado.
Quizá sigue cobrando la pensión de ex presidente, pero esta, que es alta sobre
todo por no hacer nada, tampoco podría financiar los vuelos privados.
Un empresario amigo
de Salinas me dijo una vez un dicho para justificar el despido de un empleado al
que de pronto le aparecieron bienes suntuosos por todas partes: "Sacristán que
vende cera y no tiene cerería, de dónde la va a sacar si no es de la sacristía".
La única sacristía
en la que ha participado Salinas, durante años, es el gobierno de México. Es
dable pensar, entonces, que de ahí ha sacado para sus jets privados, como el
que usó para llegar este sábado a Oaxaca.
A Carlos Salinas de
Gortari tendría que investigársele por su enriquecimiento, pero los gobiernos
panistas en vez de hacerlo, han preferido aliarse a Salinas para impedir que
AMLO llegue a la Presidencia.
Ha empezado de
nuevo la carrera presidencial, y Andrés Manuel López Obrador otra vez está
trabajando para derrotar a la mafia de la política que, ahora, ha decidido
apoyar al priista Enrique Peña Nieto, que si lo permiten Manlio Fabio Beltrones
y Beatriz Paredes será postulado por el PRI en 2012.
Es un hecho que en
el equipo de Peña Nieto también juegan Felipe Calderón, el PAN, los grandes
empresarios y hasta el PRD de Jesús Ortega.
En la mafia
política participan muchos y son muy poderosos. Por eso piensan que con
facilidad podrán parar al Peje. Vamos
a ver.
Si Marcelo Ebrard
no se raja, esto es, si se mantiene leal al gobierno legítimo, el movimiento de
AMLO va a derrotar con claridad a la mafia.
¿Es tan importante
Ebrard? Pienso que sí.
¿Y si Ebrard decidiera
hacer campaña por otro lado, tal vez por el PRD de los chuchos? Sería su
derecho, desde luego.
Si Marcelo rompiera
con el movimiento de AMLO, este sufriría una enorme perdida. Es la verdad.
Pero la lucha
seguiría. Porque en el movimiento de López Obrador lo de menos es buscar el
poder. De lo que se trata es de cambiar las cosas en nuestro país, a punto del
estallido.
AMLO con frecuencia
cita al Juárez de la invasión francesa: "Hay que rescatar a México como se
pueda, con lo que se pueda y hasta donde se pueda".
Esa es la palabra: "Rescate".
Porque la nación está secuestrada. Los secuestradores son Salinas, Calderón,
Peña Nieto y todos los otros. Son tan desalmados que no admiten negociación
alguna. Es decir, hay que enfrentarlos y derrotarlos. No hay de otra.