Soy nuevo en el Twitter, uno de los jueguitos de moda en internet. La lógica de este pasatiempo es muy sencilla: colocas en cierta página web mensajes cortos y las personas que así lo desean te siguen.

Yo (@FedericoArreola) tengo ahora 910 seguidores y sigo a 1055 personas o instituciones.

Los que me siguen leen mis pequeños mensajes. Y yo leo los que publican aquellos a los que sigo.

En mi caso, leo a más personas de las que me leen, y creo que así debe ser. Porque es más importante lo que dicen otros que lo que digo yo.

Cuando empecé en el Twitter, hace unos 20 días, alguien me dijo que los periodistas nos vemos bien si tenemos más seguidores que personas a las que seguimos.

No estoy de acuerdo, claro que no. Porque eso es arrogancia.

Como los periodistas, sobre todo los que tenemos años en los medios, contamos con numerosas opciones para difundir nuestros puntos de vista, en internet deberíamos atender a más personas de las que nos atienden a nosotros.

Ahora bien, podemos o no estar de acuerdo con Televisa (en lo personal detesto su política informativa), pero resulta imposible negar la influencia de esta televisora.

Por eso, algunos de sus periodistas son de los mexicanos más seguidos en Twitter.

A Carlos Loret de Mola (@CarlosLoret) lo siguen 4159 personas. Son muchas, sin duda. Eso habla de su popularidad. Pero su arrogancia queda de manifiesto en el hecho de que Loret solo sigue a una persona: el astronauta José Hernández. Ningún otro ser humano está a la altura de la vanidad de Carlitos.

Joaquín López-Doriga (@Lopez_Doriga) tiene 659 seguidores, pero solo sigue a 7 personas: Felipe Calderón, Javier Alarcón, Carlos Loret, Fundación Televisa, Televisa, Noticieros Televisa y Televisa Prensa.

Hay un segundo Twitter de López Doriga (@lopezdoriga) en el que lo siguen 355 personas y no sigue a nadie.

A Adela Micha (@Adela_Micha), por su parte, la siguen 5434 personas y ella sigue a 30. Me hace el favor de seguirme a mí, así que no debería quejarme. Pero mi amiga Adela se ve tan arrogante como los otros dos por la diferencia enorme entre las personas que la siguen y las que ella sigue.

Los conductores de Televisa, desgraciadamente, no usan internet (en este caso el Twitter) para comunicarse con la gente, sino solamente para reafirmar la premisa con la que "informa" esa televisora: ellos son los importantes, los que dirigen, y el resto solo tiene la opción, y hasta la obligación, de seguirlos.