Voy a actualizar mi columna "La ortografía y el antipejismo de Arturo Elías, amigo y pariente de Slim" para responder a dos clases de críticas que he recibido.

La primera la resumo en lo que me dijo, via Twuitter, @dedazo: "@FedericoArreola objetivamente, los empresarios como @arturoelias nos dan trabajo y oportunidades, ¿tú qué le has dado al país?".

No le he dado nada al país y admito que las empresas de Arturo Elías Ayub y de la familia Slim han realizado aportaciones realmente valiosas al desarrollo mexicano. Pero yo no critiqué a Arturo por eso, sino por sus faltas de ortografía y por una de sus posiciones políticas: su antipejismo extremo, que me parece muy grave por el hecho de que él sea el vocero del hombre económicamente más poderoso de México, Carlos Slim Helú. Que los potentados insistan en dividir a los mexicanos me parece muy delicado. Creo que mucho ayudarían los ricos si se vieran más abiertos a todas las opciones políticas.

La segunda clase de críticas que he recibido la sintetiza este correo electrónico de Álvar Garza: "Muy bueno para criticar a un emprendedor productivo como Elías Ayub, muy malo para exigir que se frenen los excesos del SME".

Creo que los excesos del Sindicato Mexicano de Electricistas deben castigarse, pero solo después de que se sancionen los del sindicato de maestros de Elba Esther Gordillo y los del sindicato petrolero de Carlos Romero Deschamps. Si no ocurre así, significará que el gobierno quiere aplastar al SME solamente por no ser, como Gordillo y Deschamps, aliado de Calderón. Y esto, sin duda, va a incendiar a la Ciudad de México. Recomiendo leer la columa de Miguel Ángel Granados Chapa en Reforma.

Ahora dejó vigente la columna sobre la ortografía de Arturo Elías:

En mi anterior columna dije que los conductores de Televisa son arrogantes porque esperan que todo el mundo los siga en Twitter, mientras ellos no siguen prácticamente a nadie.

Humberto Vela, de Monterrey, comentó mi artículo en Twitter señalando que la encuestadora María de las Heras está en la misma situación: la siguen muchos y sigue a muy pocos. María, en cuanto leyó tal crítica, con humildad se comprometió a cambiar su actitud. Admitió que una persona que se dedica a conocer la opinión de la gente no se puede dar el lujo de ignorarla en los debates de internet.

Alguien que se siente estrella, y que lo es pero de un canal menor de TV, Jairo Calixto Albarrán, de Milenio, respondió a mi columna diciendo, con altanería, que él sigue solo a quienes se le pega la gana. En Twitter discutí mucho con Jairo, quien fue defendido por algunos de sus seguidores.

Interrumpí el debate para subir a un avión y volar de Monterrey al Distrito Federal. Mientras viajaba, decidió meter su twittera cuchara Arturo Elías Ayub, uno de los principales funcionarios del Grupo Carso, vocero además de Carlos Slim Helú del que es, todo el mundo lo sabe, muy buen amigo y mejor yerno.

Arturo Elías me criticó y hasta se burló de mí. Eso me autorizó a responderle. Así que, en cuanto bajé del avión, le recordé en el Twitter su defecto más visible: que él tiene mala ortografía.

En su réplica, Arturo Elías Ayub no solo probó su terrible ortografía, sino que exhibió su lamentable fanatismo antipejista: "Yo confieso que tengo PESIMA ortografía ,ahora que @federicoarreola confiece que no ha sonreído en casi 3 años, jaja".

Al margen de que no se escribe "confiece", sino "confiese", es obvio que Elías Ayub, el yerno y vocero de Slim, pretendió de esa manera burlarse de mí y de los millones de mexicanos que votamos por López Obrador.

No creo que Arturo Elías Ayub haya participado en el fraude electoral de 2006, pero ya no tengo dudas de que aplaudió cuando Calderón se robó la Presidencia.

"Viene el 2012, te lo brindo", fue lo que respondí a Elías Ayub. Y es que, como en política no hay derrotas ni victorias definitivas, muchos vamos a seguir luchando.

Sabemos que tenemos la razón, que nos sobra autoridad moral y que, a la larga, si somos suficientemente tercos y diseñamos una buena estrategia, vamos a ganar. Lo quiera o no el más popular representante de la familia Slim. O diga lo que diga el propio Slim.