Me despierto temprano y leo en www.sdpnoticias.com que Barack Obama ha recibido el Premio Nobel de la Paz. Se lo dieron por sus "extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos".

Por alguna razón eso me suena a premio de consolación. Y también a un "esfuerzo extraordinario" del gobierno de Estados Unidos por impedir que continúe el proceso de deterioro de la imagen de Obama.

El premio de consolación se lo estarían dando por su fracaso, muy costoso para Obama, en la lucha por llevar las Olimpiadas de 2016 a Chicago, Estados Unidos, competencia en la que recibió una paliza de parte del gobernante brasileño Lula.

Y el "esfuerzo extraordinario" por mejorarle la imagen obedecería al hecho de que, en los últimos meses, el nivel de aceptación de Barack Obama se desplomó en Estados Unidos.

Sea lo que fuere, no es la primera vez que se entrega el Premio Nobel de la Paz a un político, y por lo tanto no será la primera vez en que se critique al comité que lo otorga.

La grilla, desgraciadamente, todo lo ensucia, hasta al prestigiado Premio Nobel, que ya le fue otorgado a un político de tan escasa estatura moral como Henry Kissinger.

Por cierto, aunque se le nominó cinco veces, a Gandhi nunca se le dio el Nobel de la Paz. Quizá porque el Mahatma no controlaba grandes presupuestos.