La ciencia, ha dicho el procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz, determinará si la muerte de la niña Paulette Gebara Farah se debió a un accidente o a un homicidio.
Es la línea fijada por el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto: la de que hasta el momento no existen elementos para determinar si la niña murió víctima de un asesinato o de un accidente.
Esa es la hipótesis que ahora defienden los paleros de Peña Nieto en los medios de comunicación, como Carlos Marín, director editorial de Milenio Diario y colaborador en un programa de análisis en Televisa.
El palerismo de Marín es paradigmático. Dice en su columna de este martes en Milenio:
"El pocurador mexiquense, Alberto Bazbaz, hace lo correcto al dejarse de hipótesis, interpretaciones, insinuaciones y resbaladizas líneas de investigación para centrarse en aguardar las conclusiones de los peritajes y lo que resuelvan científicos irreprochables respecto de la muerte de la pequeña Paulette. Por lo que se tiene claro ya en esta deplorable nota rojaplagada de misterios y aparentes absurdos, bien puede terminar como el cuento de Edgar Allan Poe".
¿Cómo termina el cuento de Allan Poe? Con una obviedad. Según Marín, que algún día hace años fue un periodista valiente, "nadie se sorprenda, pues, si Paulette se asfixió contra la base del colchón y su cuerpecito estuvo siempre donde se encontró".
Y colorín colorado Peña Nieto se ha salvado. Nadie mató a Paulette, murió en un accidente. Qué cinismo.