Fuentes del

gobierno de Nuevo León me han dicho que los escoltas de Femsa que regresaron

vivos a esta empresa después de haber sido "levantados" en el Colegio Americano,

eran portadores de un mensaje de parte del crimen organizado dirigido a los

empresarios de Monterrey: "El pleito no es con ustedes, no se metan en lo que

no deben"...

Recordemos

que, el viernes pasado, en el Colegio Americano de Monterrey, al intentar

secuestrar (tal vez al secuestrar, pudiera ser) a la hija de un importante

personaje de negocios de la capital de Nuevo León, la mafia asesinó a dos

guardias al servicio del corporativo Femsa y "levantó" a otros cuatro. Pero eso

no fue lo peor.

Mucho más

lamentable fue que los asesinos, como se informo temprano el sábado, hicieron

llegar los cadáveres de los guardias de Femsa, tétricamente encajuelados, a una

de las instalaciones de esta compañía. A los muertos los acompañaban los

guardias "levantados" que seguían con vida, heridos seguramente, pero dentro de

lo que cabe por fortuna bien de salud.

Jugando al

avestruz o bien con el clásico y siempre fallido intento de tapar el sol con un

dedo, Femsa inicialmente negó los hechos, pero ante la contundencia del mensaje

que recibió esta empresa de parte del crimen organizado, terminó por aceptar la

realidad. A medias, solo a medias.

En fin, ya

se entenderá en Monterrey, lo mismo que en el resto de México, que ya no es

posible andarse con eufemismos o de plano con mentiras en materia de informar

lo malo que ocurre en la perdida guerra de Felipe Calderón contra el narco.

El

siniestro mensaje no solo fue dirigido a Femsa y a sus propietarios, a quienes

encabeza José Antonio Fernández, sino al resto de los hombres y mujeres de

negocios de Monterrey lo mismo que a toda la población de la hoy en día

absolutamente aterrorizada Sultana del Norte.

El mensaje

es claro: el crimen organizado no le teme a nadie y además posee poder

suficiente para llevar cuerpos sin vida a las puertas de las empresas, lo que

debe entenderse como una advertencia: si son capaces de hacer eso, pueden

también invadir, con tan solo proponérselo, los propios domicilios de las

personas más ricas y poderosas de Monterrey.

Ya nadie

puede presumir de vivir seguro en la capital de Nuevo León. Por eso, el que

puede se está yendo a vivir al extranjero.

Tan

preocupados están los empresarios regios que han decidido, si no suplir al

gobierno (lo que quizá no estaría del todo mal), sí colaborar con las

autoridades estatales y federales en el diseño y aun en la instrumentación de

estrategias para combatir al crimen organizado. Esto es, la llamada iniciativa

privada de Monterrey está entrando en un terreno que desconoce, no le

favorece y en el que definitivamente no

se sabe mover: el de la actuación, más que política, policiaca.

Así no se

va a resolver nada.

Se habla de

que entre los acuerdos a los que han llegado empresarios y autoridades está el de que, en cuestión de días, empiecen

a operar en Monterrey miles de soldados de élite que en los últimos dos años

han recibido entrenamiento en Estados Unidos. Si esto fuera cierto, seguramente

en unos meses estos militares pacificarían la ciudad. Pero, ¿cuánto tiempo

duraría una paz así ganada, es decir, con las armas, a sangre y fuego, pero sin

atender las causas reales del problema que está destruyendo a México? Muy poco

tiempo. Un par de años, acaso, antes de que se organizaran de nuevo los

mafiosos o antes de que, como ya ha ocurrido, los soldados de élite se

corrompieran y cambiaran de bando.

Los

empresarios deberían ya entender la verdadera razón del problema: para

conservar el poder en la inexistente democracia mexicana, generadora de

corrupción, los gobernantes que el PRI y el PAN han colocado en la Presidencia

se han visto obligados a negociar con los factores reales de poder, que no solo

son los grandes monopolios mediáticos y empresariales, sino también las mafias

que financian las actividades electorales de no pocos candidatos de esos

partidos.

José

Antonio Fernández, "El Diablo", presidente de Femsa, hoy que se encuentra en el

ojo del huracán bien hará en recordar el motivo principal que llevó a Calderón

a declarar la guerra contra el narco: buscar mediante esta estrategia patentada

por Bush la legitimidad que no obtuvo en las casillas electorales.

Es el

fraude, "Diablo", el problema de fondo. No sé qué tanto festejaste las trampas

del IFE y del Trife para despojar a Andrés Manuel López Obrador de la

Presidencia (tal vez tú no tanto, José Antonio, porque, pese a todo, eres un demócrata).

Pero no ignoras que muchos de tus colegas vivieron momentos de enorme felicidad

cuando, a la mala, el sistema aplastó a AMLO y a los millones de ciudadanos que

votaron por el tabasqueño. Todos estos empresarios, hoy que hacen menos

negocios puesto que ya viven en el extranjero y desde fuera no se trabaja con

la misma eficiencia, en el pecado están llevando la penitencia.

Ojalá ya se

entienda que la única salida está en un cambio profundo en el sistema político

mexicano.