"La ambición es el último recurso del fracaso", dijo Oscar

Wilde. Por ambicioso, Marcelo Ebrard Casaubón ha perdido lo más importante que

tenía: el respeto de los ciudadanos de izquierda, que fueron los que le

llevaron a la jefatura de gobierno del Distrito Federal.

La vulgaridad de exhibirse ayer domingo en Toluca como un

aliado del PAN y de Felipe Calderón ha terminado por ubicarlo, de plano, entre

los enemigos de la democracia. Porque si a Ebrard ya se le olvidó el fraude

electoral del 2006, a nosotros no. Somos millones los que recordamos la forma

tan autoritaria como ilegal en la que Calderón llegó al poder. Si a Ebrard esto

es algo que ya no le importa, peor para él.

Seguramente el jefe de Gobierno piensa que pactando con

Calderón podrá ser el próximo Presidente de la República. Se equivoca

totalmente. En primer lugar, ya verá que el panismo lo traicionará y no lo hará

su candidato presidencial. En segundo término, si Marcelo es tan insensato como

para buscar sólo con el PRD ganar las elecciones del 2012, de una vez les digo

que quedará en cuarto sitio, por debajo de los candidatos del PAN, del PRI y

del PT-Convergencia (estos últimos irán con AMLO).

A Ebrard solo como candidato del PRD le pronostico menos del

cinco por ciento de los votos. Esa es toda la fuerza de Ebrard: un cinco por

ciento.

Nos veremos las caras. Ebrard y su equipo de cortesanos

serán simplemente avasallados por el Movimiento de López Obrador en cualquier

terreno en el que quieran competir. Les falta lo que a nosotros nos sobra:

autoridad moral.

Una prueba de que Ebrard con sus neopanistas actitudes sólo

le da gusto a la peor derecha mexicana es lo que este lunes, temprano, dijo

Pedro Ferríz de Con en su programa de radio. El singular vocero de la oligarquía

mexicana aplaudió rabiosamente la idea de las alianzas que tanto promueve

Ebrard sólo para concluir algo que Marcelo no se ha atrevido a decir pero que

pronto expresará: que en México únicamente dos partidos valen la pena, el PRI y

el PAN.

Ebrard claramente apoya al PRI y al PAN. Miente si dice que

su lucha es contra el priismo y contra Enrique Peña Nieto.

El que divide a la izquierda en el Estado de México es

Ebrard. El jefe de Gobierno no ignora que la izquierda verdadera ya tomó la

decisión de ir con candidato propio en ese estado. Así que la insistencia de

Marcelo y los chuchos de que el cascarón, que no es otra cosa, de la burocracia

del PRD vaya en alianza con el PAN sólo puede considerarse un acto de sabotaje

contra el movimiento izquierdista.

En 2006 la izquierda lo ganó prácticamente todo en el Estado

de México, desde luego gracias a la popularidad de López Obrador. Si en 2009 la

izquierda sufrió una gran derrota en esta entidad debe atribuirse sin lugar a

dudas a la desastrosa conducción de los chuchos (grupo al que pertenece Ebrard)

que no han podido llevar al PRD a ningún buen puerto.

Actualmente, fortalecido el Movimiento de López Obrador la

izquierda irá, con o sin el PRD y Ebrard, a las elecciones de gobernador del

Estado de México con amplias posibilidades de victoria. En este sentido, queda

claro que el proyecto de Ebrard de golpear a la candidatura izquierdista

apoyada por el movimiento de AMLO sólo puede significar que Don Marcelo ya está

en la lógica de fomentar un bipartidismo para México.

Si Ebrard quiere que el bipartidismo PRI-PAN impere en

nuestro país, muy su problema, y si desea ser él mismo el candidato panista en

2012, muy su locura.

Nosotros, los que queremos el cambio verdadero, los que

pensamos que este sólo puede darlo el proyecto de izquierda de López Obrador,

estamos listos para enfrentarnos y, lo que es más importante, para vencer al

PRI y al PAN, independientemente de si a éstos los apoyan o no Ebrard, Camacho,

los chuchos y toda esa ralea.