La "Influenza-manía" se había apoderado de la Ciudad de México y todos conocíamos a alguien que juraba tener los síntomas. El cubrebocas, un artículo que más de la mitad de nosotros jamás había comprado, ahora se encontraba por decenas en nuestros hogares. Y luego, lo peor: Cines, teatros, restaurantes y otros sitios de esparcimiento debían permanecer cerrados.
No había a donde ir y comenzó un encierro forzado en las casas que derivó en extremo aburrimiento y ocio. Fue durante uno de esos días, que decidí abrir una cuenta en Twitter para ver de que se trataba.
Abrí mi cuenta, puse mi foto, elegí uno de los fondos genéricos, y escribí el clásico "tweet" cliché que escriben muchos de los nuevos usuarios: "No entiendo nada".
Decidí que el Twitter no era lo mío, y durante un par de meses no le hice mucho caso. De vez en cuando entraba a escribir algún "bonito pensamiento" que consistía principalmente en un fragmento de la letra de alguna canción que me gustaba. No le daba mayor uso.
Una noche en Agosto caía una lluvia durísima, de esas de las que solo hemos escuchado hablar en las historias Bíblicas del "Juicio Final". Durante esa lluvia interminable la coladera del patio de lavado de mi casa colapsó y en vez de servir de escape para el agua, comenzó a "escupirla" cuál fuente de Chapultepec.
Esto ocasionó que no solo mi patio de lavado se inundara, si no también una parte de mi cocina. Mi noche, mientras hacía acrobacias con escobas para sacar el agua y construía "muros de contención" con periódico, se acababa de convertir en un episodio de serie de comedia de TV.
En algún momento mi celular cayó al agua, lo pude sacar rápidamente, pero ya no prendía. El teléfono era básicamente nuevo y haberlo descompuesto por una tontería me hizo enojar mucho.
Una vez controlada la "inundación" recordé que tenía Twitter y entré a escribir a manera de desahogo lo que había pasado. Se me hizo genial que mientras contaba lo sucedido, muchos de los usuarios que seguía me enviaban mensajes de ánimo, varios me dieron consejos para hacer servir de nuevo mi teléfono, recibí datos de "hospitales de celulares" y en resumen, la gente que estaba esa noche conectada en el Twitter, sin ningún interés mas que el portarse buena onda, me hizo volver a mi casi habitual buen humor. Aquella experiencia cambió mi concepto sobre Twitter y empecé a usarlo regularmente.
En mi Twitter me gusta "seguir" a todos los que me "siguen". Si a alguien le interesa lo que digo, lo menos que puedo hacer es interesarme en lo que esa persona tenga que decir. Gracias a eso, he podido leer y establecer una buena amistad con muchas personas. Algunas de ellas piensan como yo, otras tantas piensan radicalmente diferente. Esa mezcla plural en todos los sentidos hace que mi "timeline" sea una genialidad para leer.
No soy muy partidario de quienes se sienten "estrellas": Aquellos que son seguidos por muchos y solo siguen a un pequeño y selecto club. O los que reciben mensajes y no se molestan en contestarlos. Ese ánimo de creerse importante en Twitter se me hace un tanto patético. Pero finalmente cada uno puede hacer con su cuenta lo que quiera.
Me gusta Twitter pues aquí no tenemos líderes (aunque hay algunos que dicen serlo). No hay reglas establecidas más allá del límite de los 140 caracteres. Y lo que más me gusta es la libertad y exposición que brinda este medio. En Twitter puedes hablar de lo que quieras y siempre habrá alguien leyéndote.
Twitter y/o los medios similares que surjan posteriormente, son el futuro en las comunicaciones. Los medios masivos de comunicación actuales son mayormente unidireccionales, esto es que la información nos llega, pero nosotros no podemos participar en su transmisión y/o cuestionar su contenido. Twitter en cambio es un medio bidireccional, la comunicación va y viene, y todos formamos parte de ella; Creo yo que así debe de ser.
Decir, como se hizo en días pasados, que Twitter está "en crisis" es en definitiva no entender el poder y alcance de este medio, cuyos mejores tiempos están por venir.
Hoy, a solo un par de meses de ser usuario de Twitter puedo decir al más cursi estilo de "La Rosa de Guadalupe" que éste ha cambiado mi vida.
Es el sitio que visito a diario para relajarme del stress cotidiano de los tiempos modernos, el sitio donde intercambio puntos de vista, donde hago bromas, donde he hecho muchos nuevos amigos, ganado premios de trivias, descubierto música nueva, leído críticas de cine e incluso cuestionado al político/periodista del momento. En fin Twitter es mi sitio favorito, al que le debo incluso que hoy esté escribiendo aquí y ustedes leyendo esto.
Y pensar que toda esta historia inició un día de aburrimiento excesivo y encierro forzado...