Si existen dos enemigos de la democracia en este país son Televisa y

Carlos Salinas de Gortari; ambos han orquestado y protagonizado dos fraudes

electorales que le han causado demasiado daño al país. El de 1988 trajo consigo

un gobierno caracterizado por imponer un espejismo de crecimiento económico,

que en realidad lo que estaba sucediendo era un saqueo de recursos y una

entrega casi total de los bienes de la nación a un grupo de empresarios afines

al presidente. Se formaron monopolios, se entregaron concesiones, se vendieron

bancos y se privatizaron industrias. Fue el inicio del neoliberalismo, mismo

que parió a una oligarquía, conformada por esos hombres de negocios, parte del

clero, líderes sindicales y políticos corruptos, que años más tarde habría de

adueñarse del país, explotando, oprimiendo, robando.

El segundo fraude electoral provocó una situación bélica que sumió al

país en el pánico y en la violencia. Lo que llevó al titular del Ejecutivo

Federal a declarar esta, mal planeada y peor ejecutada, guerra contra el crimen

organizado fue su afán de legitimarse y de mostrarle a la ciudadanía que su

gobierno habría de ser uno autoritario y represor; además de que,

evidentemente, se siguió subordinando al Estado a la oligarquía y al mercado.

Por lo anteriormente expuesto se puede deducir que los culpables de la

tragedia nacional son Carlos Salinas de Gortari, la oligarquía que surgió de su

sexenio y Felipe Calderón. Éstos utilizan un aparato para orquestar sus

fraudes, para limpiar su imagen, para tener a sus gobernados sin memoria,

manipulados, embrutecidos y engañados: la televisión. Y ésta sólo transmite

programación del duopolio televisivo, conformado por las dos empresas más

nocivas de México: Televisa y Tv Azteca, sus dueños, claro, oligarcas

antidemocráticos, gandallas y corruptos, son Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas

Pliego. Estos dos empresarios tienen a sus perros guardianes, a sus periodistas

a sueldo, peores que sicarios, hombres como Loret de Mola, López Dóriga,

Alatorre, etc. En fin, una magia en todo el sentido de la palabra.

Se acerca el 2012, año crucial para el rumbo de México, pues se elegirá

al sucesor de Calderón. Y el resultado de estos comicios determinará el rumbo

del país. Existen dos escenarios posibles: el de mantener este camino que nos

está llevando al desastre, a la catástrofe, o el de tomar uno nuevo que

conduzca a la nación a una república transformada, distinta. No obstante,

también puede suceder algo terrible: que no exista la opción del cambio.

¿Y cómo se podría dar esto? Si la izquierda contiende dividida, es

decir, si se postulan Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, o si se

postula este último nada más. ¿Por qué? Porque así como Salinas de Gortari está

detrás de Peña Nieto, lo está de Camacho Solís, el brazo derecho de el jefe de

gobierno del Distrito Federal. Y no podemos permitir que se dé un nuevo

maximato en nuestro país.

Sí. Parece ser que Salinas de Gortari ya tiene a sus candidatos ideales:

Fernández de Cevallos, Peña Nieto y Ebrard Casaubón. A resultas, debemos

impedir que gane las elecciones presidenciales cualquiera de estos políticos.

Será difícil, sí; pero debemos de luchar para que no suceda.

Televisa ya se encargó del gobernador del Estado de México. Ahora con la

liberación del "Jefe" Diego, también ya hicieron de él una víctima de

los radicales izquierdistas, de la inseguridad y del crimen que nunca cesa;

cuando en realidad es un abogado corrupto, que ha defendido a criminales y se

ha enriquecido ilícitamente; es un político que ha ejercido el tráfico de

influencias, que ha lucrado a costa del erario y que no respeta a la

democracia. Ya se dejó ganar en unas elecciones. En realidad, Diego Fernández

de Cevallos, es uno de los peores personajes de la política mexicana. En

relación con Ebrard, es al único político de izquierda que le dan espacio los

medios, que respetan medianamente y que cuidan su imagen. Resumiendo, la

televisora ya apadrinó a los mismos posibles candidatos que Salinas. Hay que tener

cuidado con eso. A crear conciencia.