En 2006 creí que no iba a sentir indignación más profunda que la que me provocó el fraude electoral. ¡Qué equivocado estaba hace cuatro años!
Es que, si bien resultó ser una afrenta contra la voluntad popular mexicana el hecho de que la oligarquía haya impuesto a su candidato de forma arbitraria y antidemocrática; no obstante, resultó ser de mayor gravedad lo que le sucedió a este acontecimiento: una guerra que ha causado, hasta el día de hoy, 35 mil muertes; un incendio provocado a causa del nepotismo y la negligencia que dejó a casi medio centenar de niños muertos; un pésimo manejo a una epidemia que frenó la economía y propagó el miedo; una crisis económica terrible por mantener las políticas económicas del viejo régimen; una campaña de odio y pánico que le han restado libertades a los ciudadanos y han bipolarizado a la sociedad. Por consiguiente, vuelvo a manifestar mi repudio total hacia la mafia política, hacia el gobierno usurpador y hacia los oligarcas rapaces que han ocasionado la crisissocial por la cual atravesamos.
Y lo peor sería que los ciudadanos mexicanos hayamos soportado todo lo anteriormente enumerado, más lo que nos queda por soportar, en vano. ¿Qué pasaría si concluyese el sexenio del gobierno en curso y nada de lo prometido se cumpliese? Estamos acostumbrados a que las promesas no se cumplan. Pero, si el Estado nos obliga a experimentar un auténtico Viacrucis a resultas de sus políticas y diversas decisiones, entonces, por lo menos yo, sí espero resultados. Pues ¡qué insulto, qué violación moral, sería si resultase ser que tanta sangre derramada, tanta miseria, tanto desempleo, tanto terror, han sido para nada!
Y es que el ex presidente de Colombia, César Gaviria, en el marco de los trabajos de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, hizo una declaración que, si resultase ser una profecía, significaría la intriga de predestinación que toda la sociedad mexicana aguardaba: todos los miles de muertos provocados por la empresa bélica del jefe del Ejecutivo Federal habrían perecido inútilmente. Es decir, lo que se ha venido diciendo desde hace tiempo se fundamentaría: la guerra de Calderón es una guerra fallida.
Lo que dijo el Sr. gaviar fue que "Colombia ha recuperado su seguridad, pero el flujo de drogas ha seguido prácticamente igual y creo que es lo mismo que pasará en México: el país tiene que recuperar su seguridad, pero el flujo de drogas seguirá similar a lo que es hoy".
Por lo que, si la razón por la cual se inició esta lucha contra el crimen organizado, que ha sumido a miles de mexicanos en el temor y en la aflicción, fue para que, y cito al Sr. Calderón, "la droga no llegue a tus hijos", entonces, si la droga seguirá fluyendo luego de que el país recupere la seguridad perdida, ¿qué sentido tendrá al final toda la sangre derramada? No tendrá ningún sentido. No habrá servido de nada. La guerra contra el "narco" habrá sido inútil.
Frenemos esta guerra. Gritemos: ¡No más sangre!, ¡ya basta de sangre!. Exijamos justicia para los padres de familia víctimas de la tragedia de la guardería ABC. Manifestemos nuestro repudio hacia las constantes violaciones a los derechos humanos. Pidamos que cese la dolencia. Demandemos que acabe la impunidad. Creemos conciencia.