No es mi deseo parecer demasiado insistente en el mismo tema pero es que las circunstancias lo ameritan, es imperante que la gente se de cuenta ya, de en manos de quién estamos y hemos estado. Cómo las acciones y reacciones que enarbolan la hechura de la política al gusto de las elites seguirán dominando el escenario hasta que reaccionemos. Sin credibilidad ante los habitantes del país, que deben no obstante, seguir albergando la posibilidad del cambio para que este se de.
El drama de alcoba del PRIAN entre Nava y Gómez Mont, Peña Nieto y Beatriz Paredes con la firma del contrato compromiso tras bambalinas puso en evidencia la melcocha indulgente con la que se enmielan entre sí estos dos partidos. El compromiso del PAN de no formar alianzas en el estado de México, contra el apoyo asegurado para la reforma de estado propuesta por Calderón. Quien nada sabía, dicen.
Después de este numerito quién puede osar darle su voto al PRI o PAN. Quién podría depositar su confianza en tipos que actúan a espaldas de los gobernados. Que alientan la falta de transparencia la rendición de cuentas. Gómez Mont asegura que estuvo presente en el acuerdo fraguado en calidad de "testigo de honor". Habría que preguntarle en honor a quién. ¿Al partido en el poder que lo empleó? Pues qué poco le duró el honor. Su puesto es el de Secretario de gobernación. No es su papel, ni son este tipo de acuerdos que sólo sirven al poder, los que debe resguardar.
Y bueno, queda manchada su misión como ministro de gobierno. Quizá pronto le pedirán renuncia. Pero ahora que ya aceptó las alianzas, asegura que la democracia es el "arte de los arreglos". Ya que la aseveración asume el acto suyo, como acción aceptada.
Lo vemos claro pues, esto es lo que seguirá siendo la democracia si le dan su voto al PAN o al PRI, el arte de los arreglos entre los que gobiernan, no entre gobierno y gobernados, siendo estos últimos los representados, quienes portan, reitero, la palabra que debe llevar al hecho.
La democracia es el arte de escuchar al pueblo, señor Gómez Mont. La orden viene del pueblo; del que clama y exige justicia merecida, apoyo solidario.
Mientras estos cuatro prianistas andan metidos en patrañas de ajustes de cuentas partidistas, la gente espera. No hay modo de que los volteen a ver. Desespera. Les urge trabajar. Ganarse la vida, empleo asegurado. Subsanar el presente inmediato. Que se detonen las fuentes de trabajo falsamente prometidas. En esto debían estar entrados y concentrados, en impulsar el desarrollo. No en argucias de conveniencias traicionadas. No les pagamos para eso. Tampoco cobran el sueldo, según nosotros pueblo, para promover y sostener una sangrienta guerra antinarcóticos provocando el temor y ahuyentando inversionistas, sino para la promoción de la paz y la prosperidad. Cómo promulgar el crecimiento económico cuando en el norte del país se ha iniciado un panorama de pavor masivo que amenaza con extenderse y los que están al frente del país, se enfocan en las rutas críticas para permanecer en el poder asegurando las carretadas clandestinas de dineros disponibles para las campañaspenosamenteantidemocráticas de sus candidatos escogidos. Fuera señores, fuera ya. Pactemos hermanos abiertamente en contra del PRIAN y todo lo que a él huela.