En la selva, donde vivo, los nativos no terminan de creerse del todo lo que le pasó a Diego Fernández de Cevallos. Estas son las especulaciones que he escuchado y que apuntan al "autolevantón"; no parecen descabelladas.
Observemos las casualidades en el momento de los hechos:
1. No sabemos realmentesi llegaron de fuera o ya estaban dentrolos perpetradores.
2.Ni un solo casquillo percutido.
3. Ni unsólo daño material.
4.Una sola gotita de sangre.
5. Los perros no ladraron ni tampoco los invasores dispararon.
6. Cero comunicación, y no hubo rápida reacciónde guardias de segurdad para bloquear y tratar de interceptarel levantón, siendo el abogadoun "celebrity" del sistema.
7.Aqui hay plan con maña.
8. Por lo tanto, que nadie se sorprenda si el jefeDiegoreaparece en algún paraje entre la selva de cemento, osaliendo del aeropuerto de la ciudad desfajado y rasurado simulando ser anónimo.
9. Quizá debemos estar preparados porque no vaya a ser que sea una movida en extremomorbosa por no decir mórbida,para distraernos delo más gordo que vendrá.
El tiempo lo dirá.