Dos fuerzas claras se definen en el panorama político mexicano: a) El partido de la oligarquía representado por el PRIAN, con sus afiliaciones políticas y las mancomunadas con los altos mandos económicos. b) El partido liberal del pueblo, representado por el Frente Amplio Progresista FAP, y por una sección de la población reunida en el Movimiento de Resistencia Civil Pacífica que encabeza AMLO.
PRI-PAN, los reaccionarios, las sociedades fácticas. Que han arrastrado a una parte del PRD. Su plan es mantener el control del poder, sin injerencia. No encuentran cómo disimularlo para luego implantarlo, aportación oficial de los modos del PRI. La voluntad de servir a la gente no prospera. La reactivación de la economía tampoco. El hartazgo del pueblo será quien los venza en el 2012. El fin de la dictadura disfrazada.
El MRCP, la unión ciudadana de oposición. Se compone de miembros del PRD, PT y Convergencia unidos en el FAP que no han reconocido a Calderón sino a López Obrador como el legítimo presidente electo de la nación. Participan en él empresarios y civiles muchos sin inclusión partidista que claman ya un gobierno a la altura de su avance, de su interés común como sociedad. Exigen justicia y libertad.
Su empuje político es la presión ejercida por las mayorías que se vuelcan en el apoyo a las propuestas que les favorecen. Ya no aceptan los atropellos gubernamentales en su contra; exigen sus derechos, protestan por las injusticias, plantean sus necesidades, reclaman el despilfarro del gasto público mal asignado, denuncian los abusos y crímenes de estado. Son repudiados, como es natural, por las organizaciones oligárquicas. Pero con la fuerza ciudadana vencerán en el 2012.
El autoritarismo se define bien tanto en la extrema derecha como en la izquierda.
He dicho que AMLO y sus incondicionales tienden al centro políticamente, sin dejar de ser su prioridad el pueblo marginado. No es de manera alguna un dirigente ni mesiánico ni absolutista como lo desean hacer ver sus adversarios. Es un hombre abierto al respeto del individuo y sus internos potenciales. Rechaza la falta de ética. De ahí que ha logrado convencer a tantos seguidores. Le falta, quizá, la mención pública y repetida de su apoyo a la iniciativa privada, valiosa aportación reconocida por él para el progreso interno. Por lo que no es, ni podría ser su administración, excluyente.
Su base ideológica es la congruencia del libre pensador, la fraternidad. La sana competencia de mercado sin monopolios ni privilegios. El equilibrio de la competencia leal, de la libre producción del empleo. La labor de la generación de un presupuesto de gobierno dirigido hacia la mejora palpable de los servicios del Estado. Que se exijan los unos a los otros. La solidaridad hacia el género humano. La compasión por los grupos presos de la decadencia y el retraso ocasionado por el abandono, dentro del conjunto social que nos rodea. Tomemos conciencia de que el esfuerzo dirigente, la legislación, debe ser encauzada hacia rescatar a la población afectada de este patrón. Por todo esto, creemos en el MRCP. Y con la unidad política que se genere del movimiento vendrá la oportunidad de triunfar.