Apenas

ayer escribía mi expresión de admiración y duelo por el lamentable fallecimiento

de la destacada figura de José Saramago, el pueblo portugués estaría de luto;

ahora México se queda en la penumbra intelectual sin la presencia de Carlos

Monsiváis.

Dato

curioso, mientras José Saramago se caracterizaba por ensayos de un matiz

crítico desde su visión realista, México también siente el pesar por el deceso

de un escritor, periodista, cronista crítico y hombre de pensamiento

progresista.

El

pueblo mexicano perdió la oportunidad de una crónica del triunfo de la

selección mexicana ante la escuadra galo, lamentablemente un problema de salud

lo mantenía mermado físicamente para poder levantar la pluma fina de su peculiar

escritura para regalarnos la narrativa del juego entre los franceses y el Tricolor.

Recuerdo

que en una entrevista le hacían la pregunta si aceptaría la propuesta del

candidato de izquierda en el 2006 para hacerse cargo de la dirección en

cuestión de difusión y desarrollo cultural; responde que aceptaría, si la

propuesta fuese para la Secretaría de Hacienda. Siempre se mantuvo como un

crítico al sistema neoliberal, un modelo que surgió después de la Segunda

Guerra Mundial como un instrumento de neocolonización para los países

subdesarrollados.

Siempre

atento de los sucesos relevantes en nuestra vida social, cultural, política y

económica participando en diarios impresos, revistas culturales, televisión y

radio. El desparpajo irónico de su pluma le permitía una autoridad para

levantar la voz, y señalar las fallas y aciertos de la idiosincrasia mexicana.

Se

queda mudo, sordo y ciego nuestro pueblo mexicano cada vez que perdemos la

presencia de intelectuales como Monsiváis, no se trata de un tributo a la

persona, sino a sus legados de las obras que surgen de sus entrañas. Pareciera

como si una fábrica cerrara sus puertas, dejando de producir materiales culturales

y reflexivos.

Espero

que en esta ocasión se retraigan individuos cavernícolas para vociferar con sus

blasfemias ante el trabajo de escritores destacados en el mundo y personajes como

Carlos Monsiváis.

Para

los tiempos que se viven actualmente en nuestro planeta, se requieren de muchos

más hombres y mujeres lúcidas que por medio de sus obras inciten a la humanidad

a la reflexión de los múltiples daños colaterales que ocasionamos conscientes e

inconscientes con la indiferencia ante nuestras realidades.

El

Apunte

Los

grandes hombres nunca buscan los reflectores para que su trabajo sea

reconocido, sus trabajos los llevan hacia los reflectores.

Descanse

en paz Carlos Monsiváis.