Por donde se le quiera ver, el asunto de las alianzas entre los partidos políticos, dejan a Felipe

Por donde se le quiera ver, el asunto de las alianzas entre los partidos políticos, dejan a Felipe Calderón como un torpe, títere, mentiroso, hipócrita, cínico, cobarde y en ningún momento como estratega de Estado.

Torpe y títere.

Si como dice el secretario Gómez Mont, se le informó a Calderón hasta empezado este año sobre un acuerdo signado por los líderes del PRI y PAN en octubre de 2009, para evitar alianzas partidistas que perjudicarán al PRI en lo general y a Peña Nieto en lo particular. Pues el señor Calderón es un torpe que no tiene autoridad sobre sus más cercanos colaboradores (Gómez-Mont y Nava), y estos actúan a su libre albedrío, manejándolo como un títere al que le avisan los asuntos importantes fuera de tiempo.

Mentiroso e hipócrita.

Pero, sí en realidad fue informado, e incluso él mismo (Calderón), motivó ese acercamiento entre el PRI y el PAN, lo que tenemos es un hombre mentiroso, que lanza a sus súbditos a negociar en la penumbra y cuando se descubre el telón, de manera hipócrita desconoce el tema y no muestra ninguna energía por corregir a sus descarrilados operadores políticos.

Cínico y cobarde.

Sin embargo, cualquiera que tenga un conocimiento elemental de política, sabe que en este país, no existe la posibilidad de que el presidente de la República no esté enterado de las acciones políticas de su secretario de gobierno y del jefe de su partido, por ello, es cínico que Calderón se lave las manos y quiera cobardemente darle vuelta a la hoja, cuando él es el primer responsable de la suciedad que hemos vivido en las últimas semanas.

Insisto, por donde se le quiera ver, Calderón queda mal parado. Pues los priístas con oficio de más de siete décadas, salieron más copetudos que bonitos y han evidenciado a Felipe Calderón como un mandatario, carente de autoridad ante sus empleados, miope de visión política y torpe para resolver crisis políticas.

Tal pareciera que así como Ernesto Zedillo preparó el camino para transferir el poder al PAN, hoy Felipe Calderón lo hace para regresarle la silla presidencial al mismo PRI, que conserva intactas sus obscenas prácticas políticas por todos conocidas.

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