Con el título de este artículo,
no me refiero al gober precioso
Mario Marín, que ya de amenazas y perversiones nos tiene hasta la
coronilla;
me refiero al chiflado director de MILENIO Carlos Marín.
El día lunes la periodista
Carmen Aristegui, congruente con su periodismo de escándalo que le
ha caracterizado desde su regreso a la radio en la frecuencia 102.5
F.M. de MVS, propiedad de la familia Vargas, transmitió una serie de
conversaciones (extraídas de forma ilegal) del gobernador del Estado
de Oaxaca Ulises Ruiz, con dos de sus "achichincles" entre ellos
el jefe de campaña del candidato priista al gobierno del Estado, Raúl
Castellanos; y con la máxima autoridad de la institución electoral
de la entidad.
Estos audios involucraban a
MILENIO y RADIOFORMULA como comparsas de un acuerdo (en lo obscurito)
para no darle espacio al candidato Gabino Cué.
Por supuesto, los integrantes
de la mesa de análisis político del programa radiofónico de Aristegui,
opinaron sobre el tema. El doctor Lorenzo Meyer, fiel a su inteligencia
emitiódiversos argumentos que al parecer molestaron al maniático
Carlos Marín.
Este miércoles, en su columna
"El asalto a la razón", el otrora flamante reportero de la revista
PROCESO, escribiócon las vísceras, una amenaza velada en contra
del doctor Meyer. Dice Marín: "Espero [Lorenzo Meyer] tengas la honradez
y amabilidad de disculparte ahora, y no la cachaza de aguardar hasta
que un juez te obligue a hacerlo."
Sin embargo, lo que llama
poderosamente
la atención es que un "periodista"como Marín supuesto defensor
de la libertad de expresión, quiera acallar la voz de un intelectual,
sólo porque no acepta que él y su medio puedan ser criticados. Amenazar
al doctor Meyer con llevarlo a un juicio por haberlo calumniado, parece
más un exceso de idiotez y una nula sensatez que dicen prohijar en
aquel periódico.
Pero se debe observar con
atención.
Marín litiga calumnias, pero en el fondo no desmiente el señalamiento
al acuerdo intrigante de su empresa periodística. Resulta que le exige
disculpas a Meyer, y es su delfín Gómez Leyva quien tacha de echar
mierda y difundirla.
Definitivamente Carlos Marín
estáperdido, el poder, la soberbia y la arrogancia lo han rebasado.
Es una pena que aquel reportero de primer nivel, que investigaba y
escribía
con inteligencia, hoy no tenga el menor talento para reconocer su
corrupción.
En diversos ámbitos, entre
ellos el periodismo, se dice que todos tienen un precio, algunos nunca
son alcanzados, en otros fácilmente se puede ver cuando ya les llegaron.
En el camino:
Por alguna razón, la amenaza
de Marín me hizo recordar que la tradición oral mexicana es vasta,
por ello recupero la siguiente expresión:
"Hay dos cosas que no se
puede ocultar: el dinero y lo pendejo"
twitter:
twitter:@juanjosesolis