Definitivamente Felipe Calderón
no tiene la estatura de un estadista y mucho menos la capacidad para
ser el jefe de gobierno de nuestro país.
La incapacidad, la torpeza,
la estupidez, la necesidad y seguramente el miedo, son características
que expresan puntualmente a la persona de Felipe Calderón.
La muerte le ronda a Calderón
a lo largo de su administración y no se inmuta en lo más mínimo.
Más de 25 mil víctimas han muerto como consecuencia de su guerra estúpida.
En Hermosillo, 49 niños indefensos e inocentes, perdieron la vida por
la negligencia, nepotismo y corrupción en los tres niveles de gobierno.
En ciudad Juárez decenas de mujeres han desaparecido y después encontradas
violadas y muertas. Recientemente en Torreón se dio la más violenta
escalada de muerte, y Calderón al parecer, está ciego y sordo ante
tales hechos.
La pregunta que suena en la
opinión pública es: ¿cuántas muertes más se necesitan para que
Calderón haga algo? La respuesta, lamentablemente no ha llegado. Como
no ha llegado Calderón al lugar de los hechos delictivos, como no visitó
la guardería ABC en Hermosillo Sonora, como llegó demasiado tarde
ciudad Juárez y fue increpado por una madre de familia, y como respondió
a bote pronto que los jóvenes muertos en el tecnológico de Monterrey
eran unos pandilleros.
Hoy, a casi 90 días de una
valiente huelga de hambre que sostienen los trabajadores de Luz y Fuerza
del Centro, Calderón vuelve a ser ciego, sordo, y esta vez sin olfato
para percibir el olor a muerte. Los trabajadores más delicados de salud,
Cayetano Cabrera Esteva y Miguel Ángel Ibarra Jiménez están decididos
a perder la vida por su lucha por recuperar el derecho esencial de tener
un empleo. A pesar de que se les ha pedido abandonar la huelga, estos
se aferran a sostener lo único que les queda a estas alturas, su dignidad.
Lamentablemente el aparato
político de la presidencia, encabezado por el porro Javier Lozano secretario
del desempleo, pretende hacer lucir ante la opinión pública como una
huelga de hambre absurda y sin sentido y responsabilidad de la dirigencia
del SME, cuando, el verdadero responsable de la delicada salud de los
trabajadores electricistas es Felipe Calderón, quien sabía que el
sindicato representaba un estorbo en la entrega de los dos hilos de
fibra óptica a las empresas TELEVISA y TELEFÓNICA, y por ello, de
un plumazo decidió extinguir una empresa que NO era administrada por
el sindicato, sino por gente de SU confianza, pero hizo creer que el
sindicato era el responsable de los números rojos de la empresa.
Pero una vez más el desarticulado
Felipe Calderón demuestra que no le interesa la justicia, el diálogo
y muchos menos fortalecer las estructuras democráticas del sistema
político. Su soluciónal caso de los infantes sobrevivientes
de la guardería ABC, fue a billetazos pero no al castigo de los culpables.
Su pensión vitalicia no es justa sino cínica e insolente.
Definitivamente Felipe Calderón
es un cretino, pero muy pronto la historia lo juzgará a él y a sus
cómplices.
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