Tus labios entreabiertos, tus ojos fijos miran con calma, sin prisas. Poco a poco, tus manos toman, tus labios saborean sin parar. Lo acercas, tomas el delicioso sabor entre ellos, degustas, disfrutas.

Mi mirada no puede perder de vista a esos labios, el placer al probar... Se humedecen los míos, observo cada movimiento, no puedo dejar pasar el deseo que me produce. Sentir, saborear, dejar que mi lengua disfrute el sabor, la sal. Introduces en tu boca la delicia, mis manos recorren el camino hacia las tuyas. Mi mente no puede dejar de pensar en nada que no sea eso. Mis ojos no pueden dejar de ver tus labios.

Mi fascinación aumenta con los olores, el deseo de sabores, el deseo de probar. Un delicioso aroma hace que todas mis barreras sean superadas, que todas mis fuerzas se desvanezcan.

Es algo superior a mí, poco a poco la ansiedad por probar me consume, mi delirio ante lo que veo, lo que huelo, lo que siento, mis manos chocan una y otra vez con las tuyas, tu gentilmente tomas mi mano y la apartas, un gesto de molestia interrumpe mi delirio.

Deseo probar ese delicioso néctar que se mantiene en tus labios, un sonido en mi cerebro irrumpe mi delirio, algo me dice "¡Tómalo!" yo me resisto, mi educación, mi moral, mi decencia. Sin embargo algo en mi interior crece, yo lo deseo como nunca, un arranque de pasión ¡Esa búsqueda de placer reprimido!

En un instante, un segundo, mi mente se nubla ¡No puedo más ante el deseo! Una sed de gusto se revienta en mi alma y ¡Lo hago! Arrebato de tus labios el ¡delicioso taco al pastor que te estabas comiendo!