El suave aroma de tu piel, la brevedad de

tu roce, la caricia de tu mano, lo intenso de un suspiro, de pronto el palpitar

de tu corazón que me dice que estás conmigo, que estás en mí.

Es como sentir el aroma terso de una rosa, es

como aspirar la mañana fresca. Mientras ríes, mientras juegas, mientras

aprendemos a ser lo que no somos, dejando de ser para pasar a estar uno con

otro y uno en el otro.

Sentir, besar, amar. En un baile, en donde

podemos tocarnos y abrazarnos, el sudor de ambos lo alimenta. El temor, lo

incierto; el dolor se pierde en esas nubes de sueños, sueños compartidos,

sueños que se dispersan cuando de pronto nos despertamos de ése sueño.

Hoy no hay baile, no hay sueños, no existe

el sudor, ni calor, ni el ritmo, no existe una piel, un aroma, un beso. Solo

existe un momento de imágenes, de recuerdos, de ilusiones, el vaivén de las sensaciones

inexistentes, solo latentes, solo en espera.

Crece el miedo dentro, crece lo párvulo de

mi intento, crece una cruel sensación de frio. No porque no está, sino porque

dejo de sentir un baile, un beso, un recuerdo. Un silencio me embarga, me

silencia, me fulmina a callar, a dejar de dejar. A no ser mientras me arrincone

el sentimiento.

Un día, en algún lugar me despertaré con la

clara memoria de una piel existente, cercana, mía y solo mía, por segundos.

Tantas cosas que decir, solo de una que no

puedo hablar porque no entiendo. Conozco la regla, el respeto, comunicación y

empatía. Pero no conozco la manera de trascenderla con un beso.

Así que no puedo hablar de lo que no

conozco, pero no puedo dejar de sentirlo, de anhelarlo, de soñarlo. Imaginar el

amor, para después imaginar que no existe y después sentirlo, gozarlo y

sufrirlo. Me parece la peor de las aberraciones, sin embargo es lo que más

pienso.

Mi voz se calla en un silencio latente, en

donde no espera lo que siente. Solo piensa lo que espera poder sentir.

Hoy no puedo escribir nada, porque tengo

todo el amor dentro de mí abotagado dentro del silencio de esos labios que no

son míos, ni son tuyos. Es por eso que hoy solo escucharé el silencio de un

sonido. Esperando que la música inicie y me llene de éste baile en ese salón,

en donde solo existe dos centros de sensaciones y lo demás es un sueño.

Me disculpo por no poder escribir esta vez nada

esperado, lo anterior solo es una banal explicación de la carencia de mis

letras.