Hoy me mandaron
un link de un niño que a sus doce años, espera encontrar la cura del cáncer,
habla del genoma y se identifica a sí mismo como alguien que espera aliviar a
millones de enfermos.
Claro que este pequeño
no se ha puesto a pensar en todos los peros que le siguen, como el de las
empresas farmacéuticas, los factores políticos y las repercusiones sociales.
Para cada problema existen factores de dependencia, social, política y
económica. Por ejemplo, ante la crisis energética se han dado muchas
alternativas, como las celdas solares que pese a ser un sistema de ahorro que
podría traer enormes beneficios en la economía familiar, no se le da la
suficiente distribución, porque la dependencia social energética es conveniente
y funcional. Lo mismo pasa con el petróleo, muchos países dependen de él.
El mundo avanza a
un paso agigantado a la destrucción social, pero la comodidad que sentimos no
nos permite verlo. Llegamos al punto de "viaje sin retorno" un problema lleva a
otro y este a otro y así. Intereses sociales, políticos, culturales, económicos;
cada uno de estos nos frena para una solución porque trae como consecuencia un
problema mayor.
Esta cadena de
problemas que se resumen a sí mismos como una red que cubre, no solo al país
México sino abarca a todos los países, repercute en el individuo. Las
catástrofes ambientales intervienen ya como parte del escenario del caos en el
que nos encontramos. La gente llora, pide ayuda, la gente, la gente y más
gente.
Ante esta
situación, tenemos algunas alternativas: sentarnos a observar con palomitas y
todo, como si viésemos una película en el televisor; ponernos a llorar y sufrir
por todo lo que sucede, generándonos una angustia que nos puede traer problemas
personales que agraven más lo dramático del caso; evadir la realidad
centrándonos en las novelas o en el futbol o los temas que no son interesantes
pero nos hacen reír un rato; ponernos a
analizar cada uno de los problemas enredándonos en toda esa red; creer que nosotros
lo podríamos hacer mejor; concentrarnos a vivir nuestra vida sin darle
importancia a lo que pase externamente y preocupándonos por lo que pase
internamente. En fin, cientos de soluciones posibles que podemos darle a éste
tema.
En lo personal,
suelo hacer todo lo anterior en distintos momentos, dándole importancia a
resolver mis problemas de forma paciente y eficiente.
El tema del narcotráfico
no es el único, el otro día mientras recorría la ciudad de México, primero en
metro, después en auto; observaba tranquilamente como se desarrollaba una vida "normal"
y como mi visión del mundo se ha transformado demasiado en los últimos años.
Ahora miro a la
gente en el metro con más preocupaciones, sin embargo observo como pese a eso
insisten en vivir, salen todas mañanas a sus trabajos, realizan su vida normal,
ríen, lloran. Pese a que se ha convertido en moda morir como coladera en medio
de una balacera, aún existe gente que muere "a la antigüita" en sus camas, por
alguna enfermedad grave, porque salió proyectado de su auto en algún accidente,
porque simplemente le dio la gana morir o como decimos "ya le tocaba".
Es un hecho que el
miedo se siente, pero también es un hecho que el miedo no nos debe paralizar,
tenemos mucho tiempo viviendo en medio de la violencia en éste país, ahora
vemos mucha mayor violencia que antes, pero seguimos vivos, es importante que
no olvidemos eso.
Es importante
también que sepamos que merece la pena trabajar (y ojo que no dije luchar) por
un país mejor. Quejarnos eternamente no nos traerá nada de regreso. Muchas
veces las respuestas son más sencillas de lo parecen, hacer lo que amamos por
ejemplo. Cuando una persona aprende a amar, por antonomasia deja de odiar, deja
de chantajear, deja de lastimar.
Hace unos días
escribí sobre lo importante del abrazo, es importante que reitere que
necesitamos sentirnos apapachados, tranquilos. Antes de quedarnos paralizados abracémonos
a nosotros mismos. Y una vez que tengamos la fuerza enfrentemos nuestros miedos
como sociedad.
No hablo de
exponernos ante los narcos, pretender ser héroe no es la respuesta, es un
momento de crear conciencia o más bien de asumir nuestra responsabilidad ante
lo que sucede a nuestro alrededor. Por eso creo y tal vez algunos secunden mi
creencia, el voto nos fortalece, insisto y disculpen mi insistencia, voten por
alguien que consideren, pongo el ejemplo de hace un par de días, si un candidato
espera 1000 votos y recibe 100,000 sabrá que su estado o municipio, estará al
pendiente de todo lo que haga y evidentemente le exigirá cuentas, pues a 1000
los puede comprar, no así a 100,000.
Las sociedades
europeas tienen otro tipos de gobierno, porque tienen otro tipo de conciencia,
hace no más de 70 años supieron lo que era recoger cadáveres de las calles,
vieron sus edificios demolidos por las balas, muchas veces se vieron obligados
a bajar a sus sótanos, esperando tener un refugio contra las bombas. Saben lo
que es abrir una lata con verdadera hambre, saben lo que es creer en un líder
que les llevó a matar a miles de otros humanos solo por ser distintos. Crear
una raza superior fue el fundamento más fuerte, para la masacre más grande en
la historia de la humanidad. Los mexicanos vivimos nuestras guerras, pero por
mucho, nada es semejante a lo que vivieron los europeos en esa guerra. Es un
hecho que la muerte y su aroma, te hace madurar como individuo y como sociedad.
Nosotros no deseamos ser superiores a nadie, deseamos vivir tranquilos con
nuestra familia. Pero tenemos que madurar, participar, opinar, votar, dejar de
ofender, aprender a platicar, aprender a respetarnos, pero lo más importante,
aprender a ser lo que somos y aceptarnos de éste modo.