Hace poco una amiga me pidió que escribiese sobre éste tema
y el día de hoy me caché en una terrible mentira dicha a mí misma que me ha
tenido todo el día triste, lo confieso: lloré.
Tenía algún tiempo que no lo hacía, me he dicho a mi misma
que no puedo y es que solo deseo evadir el dolor. Desde que somos bebés
aprendemos a hacerlo, aprendemos a llamar la atención para obtener lo que
deseamos, éste hecho se convierte en un medio de protección y sobrevivencia.
Pero en ocasiones daña, bueno normalmente lo hace.
El pensar que no mentimos es la primera mentira que nos
decimos. Recuerdo hace algunos años, antes de mi separación, le pedí a un querido
amigo vernos para platicar; mi desesperación era mucha. Sin embargo, para verlo
tuve que decir una mentira y eso me ocasionaba un cargo de conciencia muy alto.
Al expresárselo de ese modo exactamente, él me contesto así:
Mira mi Niky (porque así me dice) todos mentimos mi Niky y ni tu ni nadie se salva de eso, el quediga que no, miente; es el mayor mentiroso de todos, es una forma de sobrevivirmi Niky, ¿imagínate si todos nos dijéramos las verdades? Muchos nos volveríamoslocos mi Niky porque guardamos mucha mierda adentro, todos hemos sido egoístas,hemos sido envidiosos, en fin mi Niky, todos hacemos cosas terribles que no nospodemos confesar.Así platicamos un buen rato, a los pocos días me separé.Esto me dejó una enorme enseñanza sobre las mentiras. Aveces tenemos que decirles a las personas lo que desean oír. Lo malo de esto,es cuando nos mentimos a nosotros mismos, porque del mismo modo, deseamos oírciertas cosas. Entonces recurrimos a las mentiras para acallar nuestro dolor.Es un hecho que al mentir nos lastimamos, pero cuando estamossumergidos en un dolor profundo, las mentiras también sirven paratranquilizarnos. Pero posteriormente hay que estar atentos para descubrirlas.Es cuestión de acecharnos.También me preguntaban sobre el orgullo en una relación. Éstetambién esta ligado a las mentiras y las imágenes, el ser humano se armaimágenes de sí mismo y lo que le rodea creyendo o haciéndose creer que algo esde tal o cual forma. Sin embargo tenemos que ser consientes y aceptar cuandoalgo es de un modo o nosotros deseamos que sea de éste modo.Ahí es donde entra el orgullo, cuando no deseamos reconoceréstas imágenes. Entonces nos armamos una monstruosa máscara. ¿Cómo evitarla?sencillo: siendo honestos con nosotros mismos, en ocasiones es complejoreconocer que cuando nos equivocamos. A nadie le gusta saber que somos egoístaso que estamos dejando pasar lo más hermoso que hemos visto pero somos cobardesde tomarlo. Entonces nos mentimos diciendo que nosotros no estamos cometiendoel error, que es el otro o, que no es cobardía sino que aquello no es paranosotros o que no vale la pena luchar por ello. En fin. Día a día podemosrefrescar esa mentira con alguna nueva y cuando aparece el dolor, revisamos lamentira anterior y encontramos una nueva.Este amasijo de mentiras es lo que conforman lo queconocemos como orgullo, pero cuando vemos el orgullo o la mentira en el otro,dirigidas hacia nosotros, es porque nosotros tenemos un amasijo igual o mayorbloqueando nuestra entrada a nuestro interior.Las personas que hablan de la libertad espiritual, nos dicenque el ser humano solamente es libre hasta que se reconoce a sí mismo comomentiroso, hasta que descubre y atrapa cada una de sus mentiras. Entonces quedasin barreras, porque ya no las necesita, ahora sabe que no hay necesidad deprotegerse, porque forma parte del mundo, del mismo modo que el dolor. Éste esinútil evitarlo, porque regresará con más intensidad pero también sabe que eldolor es pasajero. Descubre sus mentiras, las destruye y enfrenta las verdadesde sí mismo, por muy dolorosas que resulten.Como verán esto suena a lo que los orientales catalogabancomo "honor", es distinto definir el honor ante el orgullo, solo un ser repletode mentiras en su interior se puede sentirse orgulloso de sí o de sus logros odejar de pedir ayuda o de decir lo que siente por orgullo. Una persona conhonor es aquella que respeta completamente a todos y a todo, porque sabe que allastimar o herir se lo hace a sí misma, no se esconde tras de escudos, porquesabe que el dolor es inevitable y no hay batalla más terrible que la dedestruir sus propios miedos y esto solo se logra desnudándose a sí mismo.Desnuda llegué a este mundo y del mismo modo me iré, no puedo poseer porque cualquier efecto de posesión forma parte de las engañosas imágenes. Asíque solo puedo ser y estar en este instante y en cada instante una y otra vezsin repetirse. Porque solo tenemos un segundo de vida y cuando éste termine,nada será igual. Como sé que si aplasto una flor en un segundo, ésta no volverásu forma, procuro no aplastarla, porque con su belleza alegra mi camino y mialegría es el mayor tesoro en este segundo, que por cierto ya terminó.