En el intento por desactivar los hilos sensibles del civismo en las nuevas generaciones, a los desarrolladores de los megatrends 2000 se les olvidó que ante el vació de sentimientos por la nación, permanecería en los jóvenes mexicanos el anhelo intrínseco a toda naturaleza humana: la libertad.
Desligada a la historia tradicional de México, cercenada ésta en los nuevos textos escolares y cuando la legislación vigente permite "correr" los días festivos, la masa juvenil que despertó un día reciente con un código de comunicación en la mano, mismo que irónicamente, de manera inesperada, le sirve para intentar poner freno a las ortodoxas líneas de comunicación que al menos hasta antes del primero de mayo del 2010, manejaban los diseñadores de las mega estrategias.
Al mismo tiempo que la modernidad y la innovación han hecho del mercado de las comunicaciones un gran negocio, la facilitación de esta herramienta social a las nuevas generaciones, hoy representa un grave problema para los que se quieren auto erigir como los tótems del siglo XXI.
Los jóvenes se han organizado y al menos para Televisa, queda demostrado que esta nueva organización social puede manifestarse y dirigir, sin directivas impuestas, un boicot que de seguir en otras áreas donde exista también abuso de unos cuantos, en contra de los intereses de las masas, traerá consecuencias devastadoras.
La moraleja para los comunicadores globales, al menos los mexicanos, es que no esperen más genuflexión de una sociedad sumida desde hace décadas en un silencio obligatorio, resultante de la impotencia de manifestarse.
Ahora bien, la agresión editorial de llamar "porros tuiteros" a quienes se organizaron mediante las redes sociales para intentar poner un alto a la concesionaria de un servicio de comunicaciones denominada TELEVISA, no midió las consecuencias del ofensivo revire.
Era al revés. Era un espacio para la modestia y la humildad. Ahora, ni el profesionalismo de Micha, López, Marín, Merker, Gómez y Loret, con todo y su Vice-Presidente, será suficiente para componer la disonancia surgida con los usuarios de Twitter.
Hoy, el asunto ya no es Televisa solamente. Este surgimiento de un nuevo modelo de país, abre coincidentemente en un primero de mayo, una puerta para un pueblo oprimido que no podía protestar. Y así, sin linchamientos aparatosos, con mesura, poco a poco se irán ubicando y exhibiendo a los traidores de México.
Finalmente, la concesión de televisa la dio el gobierno, porque sencillamente es propiedad de los mexicanos y ahora que cientos de miles son usuarios de Twitter y ponen en evidencia los abusos de una concesionaria, el gobierno federal ya podrá irse imaginando que le espera si no toma en cuenta la opinión de esta nueva e inesperada mayoría.