Hasta la secretaria general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Lizette Clavel Sánchez, reconoce que su gremio ha tenido que aceptar "afectaciones a las condiciones laborales para apoyar la viabilidad de las empresas" como Aeroméxico, según dijo en una entrevista concedida a La Jornada.

Pero mientras eso ocurre, de acuerdo a lo confirmado al SDP por pilotos y sobrecargos que pidieron el anonimato, "el director general de Aeroméxico, Andrés Conesa Labastida, ha derrochado decenas de millones de pesos en viajes 'especiales' o 'charters' para los socios y consejeros de la aerolínea".

Eso podría representar una violación legal, además de que claramente es una falla ética, ya que una compañía recientemente privatizada que, por lo demás, debido a sus pésimos resultados financieros podría volver a ser "rescatada" por el gobierno, como Aeroméxico, debería operar su gasto con la escrupulosidad con la que debieran siempre manejarse las empresas propiedad de la nación.

Lo peor, como se ha dicho, es que mientras Aeroméxico "regala" vuelos charters a sus accionistas y consejeros, aprieta las condiciones laborales de sus trabajadores, tal como lo expresó la líder de los sobrecargos, Lizette Sánchez Clavel, quien ha sido acusada por sobrecaros consultados por el SDP de defender los interesas de las empresas. Ella dijo a La Jornada que los sobrecargos tuvieron que ceder condiciones contractuales, "pero acotó que esos acuerdos plantean que la disminución de las condiciones laborales permanecerá sólo el tiempo que dure la crisis".

Una crisis que, al parecer, no existe para los accionistas y consejeros de Aeroméxico, quienes no conocen la austeridad.

Dijo un piloto al SDP: "Los charters salieron lleno de Monterrey y del Distrito Federal rumbo a las playas para regresar de inmediato, completamente vacíos, a esas dos ciudades".

El piloto añadió: "Varios días después, los aviones despegaron de Monterrey y del Distrito Federal completamente vacíos rumbo a las playas para recoger a los accionistas y consejeros de Aeroméxico y a sus invitados, de tal forma de regresarlos a sus lugares de origen".

Una sobrecargo especuló que "para justificar esos viajes, Aeroméxico 'vendió' boletos al público en general para los tramos en los que los aviones volaban vacíos. Pero pocas personas los adquirieron". Esto se hizo, según la denuncia de los pilotos y sobrecargos, con el propósito de mandar a "pérdidas" el costo de esos viajes.

Mientras tal cosa ocurre, Aeroméxico, además de tomar medidas que lesionan el bienestar y los intereses de sus trabajadores, en 2008 dejó de operar numerosos vuelos poniendo como pretexto la crisis económica.

Como ejemplo de eso puede citarse el reciente comunicado de Aeroméxico en el que detalló sus razones para dejar de operar en Piedras Negras, Coahuila, lo que básicamente atribuyó a la incosteabilidad ante el aumento en los precios del combustible.

El último vuelo de Aeroméxico que despegó de Piedras Negras, rumbo a Monterrey, ocurrió durante la primera semana de diciembre de 2008. Después de eso, desmanteló su espacio en la terminal aérea, de acuerdo a lo informado por el comandante Andrés Segovia, según una nota de Milenio.

La mayor parte de los viajeros eran trabajadores de las maquiladoras de Piedras Negras y Ciudad Acuña, que ahora están obligados a recorrer 160 kilómetros por carretera hasta el aeropuerto de Nuevo Laredo, Tamaulipas para abordar un vuelo de Mexicana de Aviación.

Aeroméxico despidió sólo en Piedras Negras a 15 personas.

Otro ejemplo es la cancelación del vuelo de Aeroméxico a Managua, Nicaragua, que inició en junio de 2007 y que será suspendido a partir del próximo mes de febrero, de acuerdo a una fuente de la Empresa Administradora de Aeropuertos Internacionales de Managua a la que tuvo acceso la agencia EFE.

El director general de Aeroméxico, Andrés Conesa Labastida, dijo a El Financiero que 2008 fue un año "extremadamente" complicado para todas las aerolíneas y anticipó que 2009 no será mejor.

Un dato de contexto: Conesa Labastida es sobrino del senador priista Francisco Labastida Ochoa, uno de los principales impulsores de la reforma privatizadora de Pemex, y además es novio de la golfista Lorena Ochoa, quien recientemente organizó en Guadalajara un torneo de Golf que llevaba su nombre y que fue financiado, en parte, con un millón de dólares sacado del erario de Jalisco.

Según denuncia de pilotos y sobrecargos que se han comunicado al SDP, "Aeroméxico 'regaló' a sus accionistas y consejeros viajes especiales a destinos de playa de México".

Hay que destacar que, entre los accionistas de Aeroméxico, participan algunos de los hombres y mujeres más ricos de México, así como el banco Banamex, propiedad del gigante estadounidense actualmente en serios problemas, Citigroup.

Los consejeros propietarios de Aeroméxico son María Asunción Aramburuzabala, Javier Arrigunaga Gómez del Campo, José Luis Barraza González, Juan Francisco Beckman Vidal, Henry Bremond Pellat, Fernando Canales Clariond, Marcelo Canales Clariond, Andrés Conesa Labastida, Antonio Cosío Pando, Valentín Diez Morodo, Luis de la Calle Pardo, José Eduardo Nicolás Esteve, Juan Fernando Franco Hernaíz, Eugenio Garza Herrera, Héctor Madero Rivero, Ricardo Martín Bringas, Francisco Medina Chávez, Maximino Salazar Nava, Fernando Quiroz Robles, Eduardo Tricio Haro.

Los consejeros suplentes son Ricardo Garza, Fernando Borja Mujica, Gustavo Maza Domínguez, Juan Domingo Beckman, Madeleine Bremond, Ma. del Consuelo Canales, Susana Canales de Odriozola, Andrés Fuentes Martínez, Antonio Cosío Ariño, José Alfonso Cervantes y Riba, Alberto Sepúlveda Cosío, Jorge Esteve Recolóns, Rodrigo Franco Hernández, Juan Ignacio Garza Herrera, Robert Dotson Castrejón, Carlos Martín Bringas, Rómulo Farrera Escudero, Alejandro Salazar Mireles, Carlos Vara Alonso, José Antonio Tricio Haro.

Como dijo una azafata, "si Aeroméxico fuera una empresa cien por ciento privada fundada y operada cien por ciento con dinero privado, su administración podría regalar a sus socios y consejeros, o a quienes se le pagara la gana, esos viajes y más. Pero Aeroméxico ha sido una empresa pública, que antes de serlo fue privada, quebró y el gobierno tuvo que rescatarla".

Si el gobierno la vendió a las personas mencionadas y al banco Banamex lo hizo para que los nuevos propietarios la operaran con criterios de eficiencia y ahorro.

Lo peor es que, como las cosas no le están saliendo a la privatizada empresa Aeroméxico, sus accionistas y consejeros, que ya ven venir la quiebra, andan coqueteando con el gobierno para un nuevo rescate.

Ante esa posibilidad, es todavía una inmoralidad mayor que Aeroméxico "regale" vuelos especiales a sus accionistas y consejeros y que, además, se dé el lujo de traer, completamente vacíos, a sus aviones de las ciudades a las playas y de las playas a las ciudades.

Cada vuelo redondo significa para Aeroméxico, en combustible, alimentos, pilotos y sobrecargos, aproximadamente un millón de pesos, según la denuncia de los pilotos y sobrecargos.