México, 5 Feb (Notimex).- Haber alternado o conocido a la máxima leyenda de la lucha libre en México, El Santo, dejó en algunos gladiadores infinidad de anécdotas y bellos recuerdos, e incluso, les dio la posibilidad de comer mejor de lo que acostumbraban.Coloso Colosetti, nacido en Argentina, y Dorrel Dixon, de Jamaica, acudieron este día a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde se ofició una misa para conmemorar el 25 aniversario luctuoso de "El Enmascarado de Plata".Los gladiadores aprovecharon para recordar algunos pasajes de su vida al lado del Santo, a quien recuerdan con mucho cariño y respeto.El pampero Elio Carlo Colosetti aseguró que "el Hijo del Santo se portó bien, que bueno que le hicieron un homenaje a su papá, se lo merecía, yo le decía `el hombre del brazo de oro` porque donde íbamos ganábamos dinero, era bueno como humano y como luchador".Recordó que en su época como gladiadores profesionales enfrentó algunas ocasiones al "Enmascarado de Plata", de quien consideró "era un rival muy fuerte, con una resistencia tremenda, que nunca se cansaba".Por su parte, Dixon indicó que Rodolfo Guzmán Huerta fue una persona humilde y un gran compañero de quien todos aprendieron."Muchas personas, cuando El Santo luchaba, al menos comían, nosotros comíamos carne porque aumentaban las entradas y por ser una persona tan modesta, tan cariñosa y bondadosa lo hemos recordado como lo hemos hecho hoy", externó.Finalmente, José Luis Mendieta "Rambo" se mostró orgulloso de haber sido el único niño que paseó por toda Ciudad Obregón a El Santo "sin saber que era él", y reconoció que el "Enmascarado de Plata" llenaba cualquier arena, algo que no sucede con un gladiador en la actualidad."Un día El Santo fue cerca de Torreón y fue a luchar, ese día cayó un aguacero, tenía cuatro o cinco años que no llovía, pero la arena se llenó por verlo luchar. Después vinieron a contratarlo otra vez aunque no luchara, querían que fuera para que lloviera", concluyó.