Tepoztlán, Mor., 12 Jun. (Notimex).- Muy poco se habla de cómo afectó a Cuba la rígida doctrina del Gulag (centro de confinamiento de los opositores políticos) impuesta por Rusia durante los años 60 y 70, afirma Alfredo Hernández Gómez.Alfredo Hernández, hijo de la legendaria documentalista Sara Gómez, quien legó una vasta obra colmada de denuncia, ironía y profundidad, con la que se anticipó a los cambios sociales en Iberoamérica, forma parte de la delegación cubana que participa aquí al Tercer Festival de la Memoria. Documental Iberoamericano.Hernández Gómez toma parte de las funciones que a manera de homenaje rinde este encuentro al trabajo de su madre, enfocada principalmente a mostrar las transformaciones sociales en la Cuba posrevolucionaria."En plena Guerra Fría, con los sistemas educativos y sociales importados de Rusia, ella levantó su propia voz para denunciar la situación real de la Isla y la estoica participación de su gente en el sueño de una sociedad que para muchos era considerada un modelo social", recordó.Fallecida a los 32 años, Sara Gómez fue la primera mujer directora del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos de Cuba. Entre su filmografía, conformada por más de 50 títulos, se incluyen los trabajos "Una isla para Miguel", "Y tenemos sabor", "La otra isla" y "Mi aporte", entre muchos otros."Perdí muy pequeño a mi madre, soy el menor de tres hermanos. Lo curioso ha sido descubrirla a lo largo de las décadas a través de sus películas. Allí se encuentra su esencia más pura, la de cubana aguerrida, curiosa, siempre del lado de la justicia", aseveró.Afirmó que al ser el único miembro de su familia que aún habita en la isla, ha podido percibir la vigencia de los documentales de su madre, quien siempre mostró la realidad sin importar los intereses políticos o los discursos triunfalistas."Su obra es actual por ser absolutamente verídica, como dije, eran tiempos del Gulag ruso, de una vigilancia atroz, donde la mayoría de los niños y jóvenes cubanos crecían bajo un programa educativo y social en el que voces como las de Sara Gómez se antojaban escandalosas", refirió.Músico de profesión y diseñador de sonido para cine, Alfredo Hernández Gómez se mostró entusiasta de que los documentales de su madre sean conocidos por jóvenes de otros países de Iberoamérica.SigueSara Gómez, una. dos. Iberoamérica"México es hoy una de las naciones más propositivas en cuanto a la creación de este género, donde al igual que Cuba comienza a ser indispensable para la creación y rescate de modelos sociales más incluyentes", expuso.En este sentido, se manifestó a favor de crear circuitos de mayor difusión para el documental, pero sobre todo, a devolverle a través de encuentros como el Festival de la Memoria su importancia como herramienta educativa."La perspectiva que ofrece este lenguaje no se equipara con ningún otro. Hay una gran honestidad en retratar la realidad de la tierra que nos toca vivir, sus tradiciones, sus aspectos positivos y negativos. Es apasionante contemplar cómo nuevos exponentes de este género surgen día con día en nuestro bloque de naciones", expuso.Con respecto al futuro del documental en Cuba, dijo que después de la muerte de su madre muchos jóvenes cineastas han rendido homenaje a su labor manteniendo en sus trabajos la misma búsqueda de veracidad, los mismos toques irónicos, humorísticos y dramáticos."La obra de mi mamá mostraba a un tipo de cubano que en ese tiempo tenía una ideología limpia, llena de ilusión por construir una patria mejor, pero lo más importante es que nunca se olvidó de la crítica, no le interesaba mostrar mundos idealizados, sólo ser un testigo fiel de su época y su tiempo", señaló."Hoy, a más de 30 años de su muerte, después de tantos cambios políticos y económicos, con muchos cubanos lanzándose al mar y otros tanto manteniéndose fieles a la vida en la isla, el nombre de Sara Gómez se antoja profético, agudo, pero ante todo, completamente justo y vinculado con su gente", concluyó Alfredo Hernández Gómez.