Bogotá, 29 jun (EFE).- La Policía hondureña y los defensores del depuesto presidente Manuel Zelaya protagonizaron hoy los primeros choques en Tegucigalpa desde el inicio de la crisis, mientras se estrechaba el cerco internacional al nuevo mandatario, Roberto Micheletti, cuya legitimidad aún no ha reconocido ningún país.
Fuerzas policiales, equipadas con material antimotines, lanzaron gases lacrimógenos contra cientos de seguidores de Zelaya, que desde ayer se concentraban en los alrededores de la Casa Presidencial para exigir el retorno del gobernante electo democráticamente, expulsado ayer por el Ejército del país y destituido por el Parlamento.
Los agentes, apoyados por dos helicópteros, desalojaron varias barricadas que habían levantado los manifestantes y detuvieron a un número indeterminado de personas que organizaciones sociales cifran en alrededor de una treintena.
Varias personas tuvieron que ser enviadas a centros de salud debido a los gases y a la arremetida policial.
Los heridos superaron la veintena, según confirmaron a Efe fuentes de un hospital cercano a la sede de Gobierno, a donde fue llevada la mayor parte de los lesionados.
Poco antes se habían producido escaramuzas entre los seguidores de Zelaya y la Policía que habían dejado 27 detenidos, según el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH).
Tras estos enfrentamientos, la televisión multiestatal venezolana Telesur denunció que uno de sus equipos destinados en Tegucigalpa fue detenido y "agredido" por un grupo de soldados y liberado poco después.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció en un comunicado las limitaciones a la labor de los medios de comunicación en Honduras en el marco de la crisis con motivo del toque de queda de 48 horas impuesto por el nuevo Gobierno, la suspensión temporal de las señales de radio y televisión estatal y las agresiones de periodistas por parte de los simpatizantes de Zelaya.
Entretanto, Micheletti, que hasta ayer era presidente del Congreso, tomó juramento a cinco ministros de su Gobierno.
El nuevo presidente, que tras asumir el cargo por decisión del Legislativo anunció un toque de queda de 48 horas, anunció hoy que emprenderá una campaña para intentar obtener el reconocimiento internacional, para "demostrar (...) que esto no ha sido un golpe de Estado", sino "una sucesión constitucional".
Sin embargo, ningún país parece dispuesto a reconocer este argumento, pues la condena internacional al golpe militar, que prácticamente todos han calificado como "golpe de Estado", ha sido hasta el momento unánime.
Organismos como la ONU, la OEA, la Unión Europea, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Grupo de Río, la Alianza Bolivariana de las América (ALBA) o el Mercosur y Gobiernos como los de Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Cuba o España han solicitado la restitución de Zelaya en la Presidencia de su país.
Varios gobernantes latinoamericanos, como el venezolano Hugo Chávez, el mexicano Felipe Calderón, el cubano Raúl Castro, el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales y el dominicano Leonel Fernández, acudieron hoy a Managua para manifestar su apoyo a Zelaya como gobernante legítimo de Honduras.
La capital nicaragüense, a donde viajó también el depuesto mandatario hondureño, fue escenario de sendas reuniones de la ALBA, el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Grupo de Río.
La ALBA, en la que Zelaya integró a Honduras el año pasado, encabezó nuevamente las reacciones al nuevo Gobierno y sus miembros anunciaron la retirada de sus respectivos embajadores en Honduras hasta que los responsables del "golpe de Estado" depongan su actitud y restituyan a Zelaya.
La medida había sido propuesta anteriormente por el jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para quien "el aislamiento de Honduras, mientras no tenga un presidente democráticamente electo en el poder, es una decisión de todos los foros de América Latina".
La decisión de la ALBA fue a continuación secundada por los países del SICA, organismo integrado por las naciones de Centroamérica y la República Dominicana, una medida que algunos, como El Salvador, ya comenzaron a aplicar.
Además, instruyeron a sus directores ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para que suspendan todos los préstamos y desembolsos para Honduras, rechazaron cualquier tipo de reunión con el "Gobierno de facto" de Micheletti y vetaron la participación de todo representante de éste en las citas del SICA.
Por otra parte, solicitaron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que se emita una resolución condenatoria y se adopten las medidas coercitivas contra "los golpistas".
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró hoy que la expulsión de Zelaya del poder en Honduras fue "ilegal" y aseguró que "sería un terrible precedente" permitir que "este golpe de Estado tuviera éxito".
América Latina ha registrado "enormes progresos" y no queremos un retorno a los "tiempos oscuros", indicó el gobernante en una rueda de prensa junto con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, que también condenó el golpe.
Mañana, el polo de la reacción internacional ante el golpe militar en Honduras se trasladará de Nicaragua a Estados Unidos, donde la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrará una sesión extraordinaria sobre la situación hondureña en Washington a la que están convocados los cancilleres del continente.
Además, Zelaya se trasladará a la sede de la ONU, en Nueva York, para exponer la situación de su país a la Asamblea General, órgano que, según su presidente, el nicaragüense Miguel D'Escoto, tiene previsto aprobar una resolución condenatoria de esos hechos.