CIUDAD JUAREZ, México
(AP) — Los vecinos limpiaban la sangre el jueves en la entrada de un
centro de rehabilitación para drogadictos donde 17 hombres fueron
alineados contra una pared y masacrados, mientras que madres y esposas
se congregaban frente a la procuraduría para exigir respuestas.
Fue
el tercer ataque en tres meses, en centros para drogadictos en esta
ciudad, lo que genera interrogantes sobre si los carteles de la droga
intentan evitar que sus miembros se rehabiliten, o simplemente buscan
un sitio para matar fácilmente a sus rivales.
Hasta ahora, las autoridades no han practicado arrestos ni mencionado hipótesis.
"No nos dicen nada", lamentó Elisabeth Quintero, de 32 años. "Sólo que alguien los mató".
Quintero,
tratando de contener las lágrimas, dijo que perdió a su hijo de 16
años, a su hermano menor, de 28, y a su primo, de 21. Otra mujer le
acariciaba el cabello, tratando de consolarla, frente a las
instalaciones de la procuraduría general de justicia del estado de
Chihuahua.
La creciente actividad de los narcotraficantes en México
ha derivado en un aumento en el consumo interno de estupefacientes,
particularmente en las ciudades fronterizas, donde hay una gran
presencia de las bandas criminales. Numerosos centros de rehabilitación
han abierto sus puertas en los años recientes, algunos en las propias
casas de drogadictos que se han recuperado y que tienen un pasado
oscuro.
Las huellas de sangre marcaban el jueves un rastro
siniestro desde la puerta del centro Aliviane, hecho con ladrillos de
cemento, mientras policías y soldados montaban guardia. En la esquina
más cercana, un habitante limpiaba un charco de sangre con un trapeador.
A
las 19:15 del miércoles, una docena de sujetos entró rompiendo la
puerta, formó a las víctimas en hilera frente a un muro y las ejecutó,
dijo Arturo Sandoval, vocero de la procuraduría. Al menos cinco persona
más resultaron gravemente heridas.
Había poca información
disponible el jueves sobre las víctimas, mientras muchos familiares se
reunían en la oficina del procurador para averiguar si sus seres
queridos estaban entre los muertos.
Quintero se negó a dar
detalles sobre los problemas de adicción de sus parientes, al señalar
sólo que se inscribieron en el centro para enderezar su vida. Dijo que
su joven hijo había sido un "delincuente".
Jaime Valle trataba de
entender por qué su hijo de 17 años, Jaime Saúl Pérez, fue abatido a
tiros justo cuando trataba de corregir los errores en su vida al buscar
ayuda para su adicción a la marihuana.
Mientras sollozaba inconsolable, Valle requirió la ayuda de familiares para salir caminando de la procuraduría.
Dijo
que su hijo nunca se metió en problemas, salvo por fumar marihuana. Se
esperaba que concluyera su tratamiento y volviera a casa este fin de
semana.
"¡Exijo justicia!", gritó Valle. "Maten a esos perros
malagradecidos que andan asesinando gente inocente. ¡Justicia, quiero
justicia!"
Ciudad Juárez, la ciudad más violenta y mortífera de México,
ha sido el foco principal de la guerra que se libra en la nación contra
el narcotráfico, y ha registrado más de 1.300 muertes este año. El
derramamiento de sangre ha continuado pese al emplazamiento de más
fuerzas federales en la ciudad desde marzo.
Fronteriza con El
Paso, Texas, la ciudad es el lugar de origen del Cartel de Juárez, que
ha luchado con otras bandas por el control de las lucrativas rutas de
tráfico de estupefacientes a Estados Unidos.
Nadie ha podido explicar por qué los centros de rehabilitación de adictos se han convertido en un blanco de los ataques.
El
mes pasado, un grupo armado irrumpió durante el sermón de un clérigo en
un centro de rehabilitación y abrió fuego, matando a ocho personas. En
junio, cinco hombres perecieron en un ataque en otro centro de
asistencia para adictos, mientras que 50 pacientes debieron escapar
brincando una cerca posterior.
Las autoridades no han averiguado si existe relación entre esos ataques.
Aliviane,
el centro atacado el miércoles, no está afiliado con la organización
estadounidense Aliviane Inc., sin fines de lucro, que tiene 13 clínicas
en Texas.
Un vocero de la organización estadounidense dijo que
hace años, gente en Ciudad Juárez le llamó para decirle que quería usar
su operación como un modelo para un programa similar, y que Aliviane
Inc. contribuyó con camas, ventiladores y demás material para ayudar a
la fundación de ese centro.
El portavoz pidió no ser identificado
por preocupaciones por su propia seguridad, y añadió que su
organización "lamenta mucho este hecho desafortunado", que ocurrió a
unos cuantos kilómetros de sus propias oficinas generales en El Paso.
Dijo que se ha reforzado la seguridad en las clínicas de rehabilitación en Estados Unidos.