Josmar Flores Pereira, secuestrador de un avión de Aeroméxico, reveló que no había seguridad en el aeropuerto de Cancún, lo cual le permitió armar la "bomba" con la que secuestró el vuelo a la Ciudad de México a la vista de todos usando un calcetín, ropa interior, arena y dos latas de Jumex.

Presentado ante el juzgado cuarto de distrito de Procesos Penales Federales, Josmar dijo no padecer de trastornos mentales.

Acusado de sabotaje, privación ilegal de la libertad y ataques a las vías generales de comunicación, las cuales fueron configuradas con las declaraciones de pilotos y sobrecargos, Flores Pereira declaró que nadie le pagó por secuestrar el avión y que su intención no era hacerlo, sino alertar de una catástrofe.

La declaración de Flores Pereira, no obstante, contradice los reportes iniciales que afirman que tuvo una "

"revelación divina" en pleno vuelo que lo llevó a secuestrar el avión, y señalan que tenía la intención de hacerlo desde antes de abordar.