El 3 de octubre de 1992, en plena cúspide de su carrera, la cantante Sinéad O'Connor mostró una foto del Papa Juan Pablo II ante las cámaras de la NBC y, pronunciando la frase "Combatamos al verdadero enemigo", rompió la imagen y arrojó los pedazos contra la lente en protesta por los abusos sexuales a niños de parte de algunos curas católicos. Aquella acción, durante una emisión del programa Saturday Night Live, bastó para algunos sectores de la población quemaran sus álbumes y algunas estaciones de Londres y Nueva York se negaban a rotar sus canciones, además de presiones para que dejara los escenarios.A casi 18 años de aquel valienteacto, el tiempo se inclinó a favor de O'Connor, quien, durante una entrevista con el diario Reforma, considera que al fin la gente ha comprobado que son una realidad los abusos sexuales de sacerdotes, como ella en su momento lo denunció."No importa haber tenido razón, importa que el problema es público. El Vaticano la está pasando mal, aunque actúe como si Dios no observara. El mundo despertó y la Iglesia está aceptando su responsabilidad por estas atrocidades", manifiesta la cantante desde su casa en Dublín."Esa carta que envió el Papa a los irlandeses es un tratado en el arte de la mentira", considera Sinéad O'Connor, sobre la carta del papa Benedicto XVI, en la que aceptaba que los obispos irlandeses cometieron graves errores de juicio acerca de los abusos.No obstante de haber aceptado dichos abusos, el pontífice no culpó de empeorar las cosas a las políticas del Vaticano de mantener los abusos en secreto, como aseguran víctimas en Irlanda, ni emitió castigos para los obispos irlandeses implicados.O'Connor declaró al diario que en el momento que habló del abuso, no toda la gente sabía lo que sucedía, y otros creían que fuera cierto."La gente pensó que yo no creía en Dios, pero te aclaro que soy una apasionada devota de Dios. Ahora, víctimas irlandesas que estaban en silencio desde 1987 han salido a la luz, pero inexplicablemente, la Iglesia sigue actuando como si Dios no observara, les vale un carajo. En mi país no calificamos estas acciones de otra forma que no sean demoniacas", menciona la cantautora de 43 años para el rotativo.La cantante confesó en 2002 que se volvió una feroz activista en su país a raíz de las repetidas fricciones con su madre durante la adolescencia, incluso, habría abusado de ella.En la última década, quiso alejarse de los reflectores para dedicarse preferentemente a sus hijos, aunque ya grabó un disco y tiene planeada una gira en verano.