La muerte de un ciudadano mexicano constituyó un homicidio, determinó
el miércoles la oficina forense del condado de San Diego, cinco días
después de que un agente federal propinó al inmigrante un choque con
una pistola eléctrica.
El forense informó que el consumo de metanfetaminas y la hipertensión
arterial incidieron en la muerte del mexicano Anastasio Hernández.
De acuerdo con el capitán de la policía, Jim Collins, un agente de la
oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en
inglés), dio el choque eléctrico al mexicano de 32 años con la pistola
aturdidora el viernes por la noche, en un cruce fronterizo en San
Diego.
Hernández habría forcejeado con dos agentes de la Patrulla Fronteriza, derribándolos, de acuerdo con esa versión policial.
El mexicano murió de un paro cardiaco en un hospital en Chula Vista.
Más temprano, el gobierno de Estados Unidos lamentó la muerte del
inmigrante y aseguró que realizaba una investigación para determinar
las circunstancias del fallecimiento.
''Es una muerte trágica; nunca queremos ver morir a una persona en
nuestra custodia (y) estamos investigando intensivamente las
circunstancias de eso'', dijo en rueda de prensa John Morton,
subsecretario de la CBP.
Morton participó el miércoles en la capital mexicana en la presentación
del primer Estudio Binacional de Bienes Ilícitos México-Estados Unidos
La CBP señaló el fin de semana que el mexicano se tornó violento cuando
iba a ser deportado y aseguró que tras solicitarle dejar de pelear, un
agente sacó una pistola eléctrica para controlarlo.
México condenó la víspera la muerte y exigió una investigación exhaustiva.
Morton, quien envió sus condolencias a la familia, aseguró que el caso
les preocupa y refirió que el Departamento de Seguridad Nacional
encabeza una investigación sobre el caso.
Mientras, el embajador estadounidense en México, Carlos Pascual, dijo
que se mantienen abiertos los contactos con el gobierno de México para
compartir cualquier información disponible.