Constansa, Rumania. (AP) --- El cocinero de los piratas llevó comida oculta a los rehenes aterrorizados, quienes permanecían retenidos frente a la costa somalí. Les llevó también tarjetas para hacer llamadas telefónicas mediante un celular.
Y cuando los piratas hablaron de la posibilidad de matar a los rehenes y de extirparles los órganos para venderlos, el cocinero llevó armas a los cautivos.
Los rehenes mataron a los piratas y escaparon. Pero ahora, la vida del cocinero somalí, conocido sólo como Ahmed, probablemente corre peligro. Pese a sus acciones, consideradas heroicas por los tripulantes, las naciones de la Unión Europea, Siria y la cercana Yibuti se han negado a ofrecerle asilo, de acuerdo con un funcionario que no tiene autorización para hablar del caso.
Ahmed ha desaparecido desde entonces. Sería la primera vez que alguien que trabaja para los piratas se vuelve en su contra para ayudar a los rehenes.
"Enviarlo de regreso a la costa (de Somalia) lo condenaría a muerte, por su compasión", dijo John S. Burnett, autor del libro "Dangerous Waters: Modern Piracy and Terrorism on the High Seas". "Esto raya en la torpeza burocrática... Ningún pirata somalí se arriesgará jamás a mostrar compasión alguna de nuevo si sabe que no recibirá ayuda de las autoridades".
La historia comenzó el 2 de febrero, cuando los piratas secuestraron el carguero MV Rim, propiedad libia y de bandera norcoreana, en el Golfo de Adén. La tripulación emitió un pedido de auxilio a las armadas internacionales, pero la ayuda no llegó sino 15 minutos después de que los piratas habían abordado el navío.
Las fuerzas navales internacionales que patrullan el Golfo de Adén y el Océano Indico frente a Somalia no recurren generalmente a la fuerza después de que los piratas toman un barco, por no poner en riesgo a la tripulación.
Durante los primeros dos meses, los piratas suministraron comida y agua a la tripulación, formada por un rumano y nueve sirios. Pero cuando no avanzaron las conversaciones sobre un rescate de 300.000 dólares, los piratas se impacientaron.
Los tripulantes recibían poca agua o alimentos, dijo Virgil Teofil Cretu, el rumano de 36 años que fue tomado como rehén, durante una entrevista en Costanta.
Cretu, quien era el timonel del barco, bebió agua de lluvia, lo mismo que los marinos sirios, y cocinó arroz con agua de mar. Su dieta se enriquecía con los alimentos que Ahmed les llevaba a escondidas.
Varios grupos de piratas compraron y vendieron el navío, con todo y la tripulación, dijo Cretu. Uno de los guardias rotatorios tenía 13 años y portaba una pistola. Ahmed compró una tarjeta con un chip, para instalarla en un pequeño teléfono celular que la tripulación mantenía oculto. Así, los rehenes pudieron hablar con sus familiares.
Pero las negociaciones no iban bien. Nadie de Corea del Norte, Libia o Siria acordaba el pago de un rescate.
El 2 de junio, Ahmed dijo a los cautivos que los piratas habían decidido matarlos y extraerles los órganos para sacar algo de dinero. En secreto, Ahmed pasó a la tripulación tres fusiles Kalashnikov. Fue entonces cuando "se desató todo ese infierno", dijo Cretu.
"Había seis piratas que nos vigilaban. Comenzamos a disparar. Disparé como un loco. Tomamos por sorpresa a los piratas. Ellos abrieron fuego y se hirieron entre sí por error", dijo Cretu, quien resultó herido en la espalda durante el enfrentamiento. "Duró unos 45 minutos. Los aniquilamos bastante rápido. Arrojamos a algunos por la borda, a los tiburones".
"Fue como estar en un comando. De hecho, mis colegas sirios a bordo me apodan Rambo después de eso", dijo Cretu, quien señaló que su servicio militar obligatorio le ayudó a participar en el tiroteo.
Un último pirata, quien se había escondido en un camarote, saltó al mar cuando el buque comenzó a navegar. Fue el único de los seis que no murió baleado.
Los tripulantes levaron anclas y se alejaron, perseguidos por más piratas en otra embarcación "secuestrada". Los viejos motores del MV RIM se detuvieron, pero un helicóptero de la Fuerza Naval de la Unión Europea descendió justo antes de que los piratas se acercaran, colocándose entre ambos navíos y ganando valiosos minutos.
Después de que la tripulación fue sacada del MV Rim, la Fuerza Naval de la UE dejó el buque abandonado en el Golfo de Adén. Cretu considera que el navío será desechado después de entregar en india un cargamento de caolín, una arcilla blanca usada para crear porcelana y otros productos.
Los tripulantes han vuelto a casa, pero se desconoce el paradero de Ahmed. Lo último que se sabe es que estaba a bordo del buque de guerra holandés Johan de Witt.
"Yo creo que el cocinero Ahmed fue un ángel enviado por Dios", dijo Cretu. "Sin su intervención, sin su valor, estaríamos muertos".
La Fuerza Naval de la UE no ha informado si Ahmed fue dejado en la costa de Somalia, donde corría el riesgo de ser ejecutado por otros piratas, o si fue enviado solo en una embarcación pequeña para recorrer el mar justo en el comienzo de la temporada de monzón, cuando las olas son muy altas. Oficiales de esa fuerza han dicho que estudiaron opciones de repatriación y migración para Ahmed, pero no dieron detalles.
El MV Rim representó el primer trabajo de Cretu como tripulante de un barco. Hace unas semanas abordó un buque en el Danubio en Rumania, para comenzar su segunda aventua en alta mar.
Pero sigue pensando en Ahmed.
"Le debo mi vida a mi amigo somalí, y quisiera llevarlo a mi casa si fuera posible, para que él y su familia puedan cambiar sus vidas", dijo Cretu.