El desafortunado hombre, de nombre Michael Lee Bedford, se

encontraba en una fiesta en Mansfield, Inglaterra, cuando deglutió dos

cucharadas de café que un amigo había comprado en Internet.

Acto seguido, bebió una lata de bebida energética. La dosis

recomendada del café era de apenas un dieciseisavo de cucharada.

Quince minutos después de ingerir la cafeína, el hombre

comenzó a sudar y a vomitar sangre. El hombre falleció en un hospital de

Nottinghamshire y su muerte fue declarada accidental.

Al fallecer, Bedford tenía en su sangre un nivel 70 veces

mayor de cafeína al que se encuentra en una bebida energética.