Luego de ir a la guardería por sus hijos de 3 y 5 años, Michael Thedford decidió tomar una siesta que compensara su brutal esfuerzo (sarcasmo).
Lo malo fue que al brillante hombre se le olvidó su hija de seis meses en el auto y, mientras él dormía, la bebé sufría de temperaturas arriba de los 33 grados.
Cuatro horas más tarde, tomó en cuenta de que le faltaba algo y fue al carro, pero al ver que la niña estaba muy caliente, no se le ocurrió otra cosa que meterla en la nevera del refrigerador... así o más torpe.
El colmo fue cuando, luego de varios minutos, regresó para sacarla de allí, pero la bebé ya estaba muerta.
Cuando la policía y los equipos médicos llegaron al domicilio ya no había nada qué hacer.
Con información de RT.