A los 21 años, Nikki Belza se sometió una cirugía de aumento de busto y a partir de ese momento vivió feliz con sus nuevos pechos, pero 12 años después, un piercing le arruinó su alegría.
Residente de Las Vegas, la chica se desvaneció mientras trabajaba en un club nocturno. La fiebre le llegó a los 40 grados víctima de estreptococo A, una infección que habría sido contagiada por su marido.
Su esposo padecía una infección en la garganta y le transmitió la bacteria. Ya en su cuerpo, la bacteria desarrolló una septicemia como consecuencia de su reciente piercing. Esto cuadro golpeó el tejido mamario y los médicos tuvieron que operar su busto y reducirlo considerablemente.
Con información de Cambio.