El interés de Rusia de influir en las elecciones del próximo año en México, tal como ya lo hizo en otros países como los casos de Cataluña, Estados Unidos, con el Brexit en Inglaterra, Alemania y Francia entre otros, viene de muchos intereses económicos y geopolíticos,
De hecho, en los últimos días, se ha puesto en manifiesto el gran interés que tiene el país gobernado por Vladimir Putin en México, cuando aseguraron, a través de su órgano regulador de Energía conocido como Rosatom, estar dispuestos en participar en el despegue del programa de Desarrollo Nuclear en México con una inversión de más de 330 mil millones de pesos para la construcción de tres nuevas centrales, dos en Veracruz y una más en Tamaulipas.
En tanto, el Ministro de Comercio e Industria de Rusia, Denís Matúrov afirmó que están “considerando la posibilidad de crear una infraestructura única para varias marcas de automóviles rusos. Este “hub” industrial podría tener una infraestructura logística única, recursos para pintar y ensamblar los vehículos y además recursos especiales para soldar las carrocerías”,
Desde luego que, ante las presiones de Donald Trump en las negociaciones del TLCAN, tanto rusos como chinos abrieron su apetito sobre México.
Representantes del gobierno de Rusia y del sector privado de China refrendaron el apoyo en materia de comercio e inversiones para México destacando en la primera mesa de la Cumbre de Negocios 2017, denominada “El mundo que estaremos viendo en el 2018”, que su interés radica en la posición geográfica estratégica que tiene México para atender la demanda de mercados en el mundo, ya que el gobierno trabaja para ampliar una red de tratados y acuerdos comerciales para el libre comercio.
Lo que viene
Desde luego que el interés de Rusia por México o por los otros países no es nuevo, lo que es nuevo es su sofisticada estrategia cibernética para influir en sus elecciones, ya sea a través de hackers que alteran los sistemas electorales o a través de estrategias que manipulan las redes sociales e incluso con la modalidad del Fake News.
La guerra fría ya se acabó y ahora estamos en la “guerra cibernética” que ya no incluye dos bloques. Ahora Rusia y China son por decir, las potencias más importantes del bloque comunista y una parte vital para el mundo del comercio internacional.
El desarrollo tecnológico y desde luego la energía y las telecomunicaciones están cambiando al mundo y quien domine estos nuevos mercados internacionales, sin lugar a duda dominará el mundo.
De ahí que se den expresiones como las que publica un reportaje de ElDiario.es que reproduce en México el diario digital Sin Embargo, donde confirman “que la misma empresa que ayudó a ganar a Donald Trump influenciando a la opinión pública, está en México operando".
Según esta publicación, Bloomberg anunció en julio pasado que “Cambridge se asoció con Pig.gi, una aplicación telefónica en México y Colombia que ofrece a 200 mil usuarios activos servicios gratuitos a cambio de ver anuncios, leer historias y realizar encuestas. La firma analítica espera utilizar datos extraídos de Pig.gi para ayudar a un candidato en las elecciones presidenciales de julio de 2018 en México y varios partidos políticos ya han expresado interés, según ambas compañías. Cambridge está entrando en un país con una historia de elecciones divisivas y a veces violentas”.
Este tipo de injerencias no son nuevas, por ejemplo, durante el episodio dramático del golpe de Estado en Chileen marzo de 1972, el periodista Jack Anderson destapó en el New York Times el escándalo de las comunicaciones entre la CIA y la ITT (International Telephone and Telegraph), hoy ATT, alentando los intentos golpistas desde que tomó el poder Salvador Allende.
Los facilitadores
Para que se pueda dar este tipo de injerencia, siempre se requieren "facilitadores" locales, gente ambiciosa de servicio de quienes buscan manipular las elecciones para favorecer los intereses de los grupos políticos y económicos con los cuales pactan.
En México ya se están haciendo notar aquellos que buscan a estas empresas de mercenarios cibernautas, lo que no se puede dejar de lado, es que también detrás de ellas están poderes superiores que provienen de gobiernos perfectamente establecidos como el de Rusia con Putin.
Para facilitar las cosas aparecen personajes como el estadounidense nacionalizado mexicano, John Ackerman, quien es egresado de la Universidad de California y actual investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, conocido refugio de abogados salinistas, columnista de La Jornada y Proceso y activista y representante de Morena, quien ha sido el vínculo visible de dicho partido con las empresas y comunicadores rusos.
John Ackerman fue quien pidió apoyo para Morena durante su participación en el programa Keyser Report de la televisora Rusia Today: “Si recibiéramos el apoyo por parte de los medios internacionales, como ustedes, Morena triunfaría como Syriza y Podemos”, dijo al conductor Max Keyser el 22 de noviembre de 2014.
Un año después, en noviembre de 2015, este seudo intelectual fue pillado infraganti por personal de la FEPADE cuando junto con una mujer, pretendían robar las listas nominales de las elecciones extraordinarias del municipio de Tixtla, Guerrero, luego se hizo pasar como observador electoral y reportero de La Jornada y de Proceso utilizando gafetes falsos.
Lo peor de este personaje, es que se justifica señalando que el problema no son los rusos, sino el INE: “Aquí el problema no es Rusia, el problema es el INE, ahí es donde está la subversión de la institucionalidad, ahí es donde está el ataque a la democracia, es por ahí donde tenemos que trabajar todos, los rusos no están con mayor interés de lo que pase en México, quienes en todo caso quieren intervenir son los Estados Unidos”.
Otro que ya empezó a operar y presumiblemente ya buscó los contactos con estas empresas de mercenarios cibernautas, es el líder del PAN, Ricardo Anaya.
En política no hay casualidades.
En el tema relacionado con la calificación de la elección de Coahuila, se desató en redes sociales una campaña de amenazas en contra de la Magistrada Mónica Areli Soto, quien tiene la responsabilidad de emitir el resolutivo, a quien acusaron de estar vinculada con el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa.
Para alentar aún más esta versión surgida en redes sociales, el portal de Carmen Aristegui dio cuenta de una carta abierta firmada, supuestamente por 19 organizaciones sociales donde “reprochan” los criterios del TEPJF sobre los gastos de campaña en Coahuila.
Después de todo esto, aunque el PAN no había solicitado que la magistrada electoral Mónica Areli Soto se excusase de participar en la resolución sobre el caso Coahuila, apareció la mano que mece la cuna, el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, quien reiteró su llamado para que se aplique la justicia electoral por encima de cualquier relación personal.
Lo curioso es que ambos, John Ackerman y Ricardo Anaya, siguen estrategias parecidas y buscan debilitar las instancias que calificarán la elección, atacan al INE para restarle la misma legitimidad a la que evocan constantemente.
Así se ha visto en el tema del Fiscal Especial para Delitos Electorales en el Senado, donde Morena y el PAN hicieron una alianza que mantienen incluso para el método de selección del Fiscal y ya veremos cómo se comportan cuando se sometan al Pleno los aspirantes a ocupar la FEPADE.
¿Actuarán con los criterios que les impongan las agencias de comunicación y cibernautas rusos para justificar el rechazo de cualquier personaje que no sea afín a sus intereses?