Quizá, muchos de ustedes no lo saben, pero la palabra aguacate viene del náhuatl awa guatl, que significa literalmente testículo, como una referencia de nuestros ancestros a la forma de la fruta.

Testículo proviene del latín testis, “testigo”.

Como el testículo es la prueba de la virilidad, la idea de la palabra para “testigo”, comenzó a aplicarse a los testículos en el sentido de “testigo de la virilidad”.

Testículo en latín: pequeño testigo.

Testículo en náhuatl: aguacate.

Ergo: un aguacate es un pequeño testigo.

Y si se preguntan por qué estoy hablando de aguacates y testículos, les diré que es un asunto de macroeconomía y una nueva manera de enfrentar las locuras de Donald Trump.

Durante muchas décadas, el petróleo ha sido la principal fuente de energía en el mundo entero y la joya de la corona de las exportaciones para México.

Pero, todo hace suponer que la gallina de los huevos de oro está en vías de extinción y basta ver los siguientes resultados para comprobarlo.

En 2016, la exportación de petróleo y sus derivados, dejó a México un déficit superior a los 13 mil millones de dólares, de acuerdo a la Secretaría de Economía.

Pero, no todas son malas noticias, parece que el oro negro que tantas desgracias ha traído al mundo, empieza a ser sustituido por otros productos de exportación y en México se ha hecho presente el nuevo oro verde, como se le conoce al aguacate, que el año pasado exportó más de mil millones de toneladas a 31 países, con énfasis en nuestro vecino del Norte, que consumió el 77 por ciento de esos deliciosos aguacates.

Y, para muestra…

Nada más en el pasado Súper Bowl, México exportó a Estados Unidos 100 mil toneladas del verde fruto, con un costo estimado de 200 millones de dólares.

Parece que los gringos no pueden apreciar su más importante evento deportivo, sin acompañar las chelas con su botana favorita: el guacamole.

La exportación del nuevo oro verde no tiene precedentes en la historia económica de México y sus productores no temen a las amenazas de Trump, por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ya que Japón, China, Canadá y casi todos los países de la Unión Europea, están interesados en la compra del aguacate mexicano.

La Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México, calcula que, en el ciclo de cosecha de junio de 2016 a julio de 2017, se exportarán a Estados Unidos más de 900 mil toneladas; a Japón, 52 mil y a China, otras 20 mil.

Michoacán es el principal Estado productor de aguacate y los michoacanos están tranquilos porque siguen teniendo más demanda que oferta y si los gringos se ponen sus moños, podrían venderle a Japón, Francia, China y Holanda.

Y es que no hay mejor negocio para los agricultores que sembrar aguacate.

De acuerdo a la SAGARPA, una hectárea de aguacate genera ingresos por 600 mil pesos al año, mientras que una de maíz llega apenas a los 24 mil.

Pero, es un negocio que requiere paciencia y conocimiento, ya que se tienen que esperar entre 5 y 7 años para empezar la cosecha.

Las amenazas de Trump nos están haciendo mirar hacia nuevos productos y otros mercados y así como el nuevo oro verde, debe haber muchos otros.

Y si de aguacates y testículos estamos hablando, a los mexicanos nos sobran.