Todos los movimientos sociales tienen su razón de ser, incluyendo al movimiento anti-vacunas mundial que tanta polémica y complicaciones médicas ha causado, con el presente ensayo se puede entender el porqué surgió éste movimiento.
Los que ya somos cincuentones, cuando fuimos niños, recibimos solo 5 vacunas: polio oral, tuberculosis BCG, triple: tétanos, difteria y tosferina y triple viral: sarampión, rubéola y paperas, y todavía a algunos les aplicaron la vacuna contra viruela.
Y sí, desde esa época se sabía que esas vacunas podrían tener efectos secundarios, por ejemplo, la de polio oral podía causar muy raramente poliomielitis, la de tosferina si se aplicaba a mayores de 10 años podía causar hasta la muerte y la de sarampión podía causar daño neurológico, pero esto hasta ahora no había sido pretexto para no vacunarse.
Una de las principales razones que explica el surgimiento de la campaña anti-vacunas es que Laboratorios médicos comerciales comenzaron a desarrollar y a fabricar varias vacunas progresivamente, incluyendo las de hepatitis B, hepatitis A, neumococo, rotavirus, varicela, polio intramuscular, meningitis por haemophilus, meningitis por meningococo, malaria, cólera, virus del papiloma, influenza, fiebre amarilla, neumococo de adultos, tifoidea y vacunas en investigación como la del SIDA y del dengue y prontamente también la vacuna contra coronavirus, aunque al parecer esta epidemia ya se está auto-controlando, al igual, que en su momento, el SIDA y el virus causante del SARS.
Y claro, que aunque todas estas vacunas nuevas finalmente ayudan a prevenir esas enfermedades, la mente humana colectiva comenzó a sospechar que también se trataba de un gran negocio (Ver SDP Noticias sobre patentes médicas: 20 Abril, 2019), tanto a nivel privado como gubernamental, y más porque algunas vacunas como la de influenza, que se aplica cada año, aunque previene dicha enfermedad, ésta, si se presenta, puede curarse muy efectivamente con medicamentos como oseltamivir, o la vacuna contra el virus del papiloma, que si no se aplica, pero las mujeres llevan a cabo revisiones periódicas, también pueden curarse sin haberse vacunado, y surge, repito, la idea inconsciente colectiva de que las vacunas pudieran ser únicamente grandes negocios.
También surgió una tendencia de comenzar a vacunar masivamente a los adultos jóvenes, cuestión que también generó la duda existencial de que se tratara de negocio, ya que como todos lo sabemos, al llegar a los 18 años, las defensas del cuerpo tienen mejor capacidad para combatir las infecciones, y más, si dichos adultos jóvenes ya habían sido vacunados de niños.
Por último, un estudio médico muy bien realizado, con todas las armas estadísticas existentes, demostró que la vacuna contra sarampión podía causar autismo, lo que generó pánico universal, y aunque este hecho se descartó formalmente y se consideró que fue simple “casualidad estadística” que existieran pacientes con autismo que habían recibido dicha vacuna, dicho pánico persistió y terminó en una epidemia de sarampión internacional por no haberse vacunado algunos, este fenómeno también evidenció que no todo lo que se comprueba estadísticamente y con Medicina basada en evidencias es cierto.
En resumen, fueron estos 3 factores los que justificaron socialmente la existencia de una campaña anti-vacunas: el surgimiento de varias vacunas nuevas siendo algunas innecesarias porque las infecciones que previenen pueden tratarse, la propuesta de que se vacunen los adultos jóvenes masivamente y el artículo médicamente bien diseñado pero falsamente demostrado de que la vacuna contra sarampión causaba autismo.