Durante la conferencia ‘mañanera’ de este martes ocurrió un diálogo muy interesaste entre Álvaro Delgado y Andrés Manuel López Obrador, el cual confirma lo que ya se había apuntado en colaboraciones pasadas: que el actual presidente de la República no es el político más poderoso de los últimos tiempos, como insisten algunos.
A continuación, se reproduce íntegra la pregunta de Álvaro Delgado a AMLO, con su respectiva respuesta:
- "¿No considera, ciudadano presidente, que por salud pública -como jefe de Estado, con la investidura de jefe de Estado-, debe amainar los ataques directísimos a medios y periodistas, y que sea la sociedad la que identifique qué medios y qué periodistas se conducen con tal o cual manera?
- Es que es muy desigual
- Pues sí, porque usted es el poder presidencial
- No, porque me mayoritean.
- Un servidor público debe estar sujeto a la crítica, por más despiadada que sea; y la oposición tiene derecho a oponerse, a criticar, así sea con mentiras, porque el poder público, como el que usted encabeza, tiene los recursos para contrarrestarlos. A eso me refiero.
- No, es que el conservadurismo los tiene a todos -casi a todos- comprados o alquilados, con honrosas excepciones. Es un periodismo el que se ejerce, desgraciadamente, y desde luego no quiero generalizar, pero sí es un periodismo corporativo, pro-empresarial. Incluso, no solo pro-empresarial: un periodismo que protege la corrupción. Entonces, tenemos que decir nosotros algo. No prohibir, no censurar, pero sí ejercer el derecho de réplica, que es lo que hacemos porque, de lo contrario, pues nos aplastarían".
AMLO reconoce que sus opositores pueden aplastarlo, y tiene razón
AMLO aceptó esta mañana que los medios de comunicación lo aplastarían de no portarse tan firme con ellos; esos medios a los que calificó como pro-empresariales. Palabras más, palabras menos, el mandatario reconoció que las empresas -y sus opositores, por extensión- lo aplastarían, de tener la oportunidad.
México tiene como presidente a una persona que debe recurrir al arte de la retórica -y no pocas veces al manotazo en la mesa- para mantener a raya a poderes fácticos, lo que no le pasó a sus antecesores.
Ya habrá oportunidad para reflexionar si lo anterior se debe a que los presidentes pasados estaban coludidos con dichos poderes fácticos o bien AMLO simplemente ha perdido mucho de su capital político (spoiler: de trata de lo primero).
Pero sí debe resaltarse, una vez más, que la oposición y sus medios afines exageran para hacer ver a AMLO como un tirano que se ha hecho de todo el poder y pone en riesgo la democracia del país.
De hecho, AMLO parece muy lejos de acumular el poder que tuvo Enrique Peña Nieto al principio de su administración, cuando todos los partidos políticos importantes le firmaron un cheque en blanco llamado Pacto por México. Pero de ello hablaremos más adelante.