Todo indica que el Gobierno de México cumplirá su meta y vacunará, al menos con una dosis, a toda la población adulta mayor del país antes de que acabe el mes de abril.

Y, si todo continúa de acuerdo al plan, en unos días comenzará la inmunización de personas de entre 50 y 59 años de edad y del personal educativo.

La vacunación avanza a un ritmo… digamos aceptable; pero no por ello se despeja el ambiente de incertidumbre, y muchos nos preguntamos cuándo se podrán retomar las actividades con la mayor normalidad posible.

Pfizer advierte: dos dosis no son suficientes

Pfizer sugirió este jueves lo que ya muchos temían desde hace meses: que serán necesarias más dosis de su vacuna para reforzar la respuesta inmune al coronavirus.

Incluso, ya hay quien habla de una vacunación anual para protegerse de las variantes que vayan apareciendo con el tiempo, una estrategia parecida a la que se implementa para combatir a la influenza estacional.

La pandemia no ha acabado y esto va para largo. El esfuerzo titánico de México y el mundo entero por vacunar a su población contra el Covid-19 es apenas el primero de muchos esfuerzos.

Durante los próximos años, los gobiernos del mundo deberán garantizar que su población esté constantemente inmunizada contra el virus, con el costo que esto implica.

¿Cómo enfrentará México las siguientes campañas de vacunación?

En la mañanera de este viernes, por ejemplo, el presidente López Obrador afirmó que México tiene una bolsa de 38 mil millones de pesos para las vacunas, y ya han pagado aproximadamente 10 mil millones.

Un periodista con quien hablo regularmente me ha mostrado en varias ocasiones su preocupación por esta situación, asegurando que no hay presupuesto que aguante este golpe cada año.

Cada que lo menciona, respondo que la vacuna cubana nos salvará en el largo plazo, con una sorna que sirve de reproche a sus ideas orgullosamente neoliberales.

Dejando de lado el asunto ideológico, la Soberana y otras vacunas que saldrán al mercado en los próximos meses (esperemos que la Patria esté entre ellas) son la respuesta. Si demuestran una alta eficacia, serán muy atractivas para países de renta media y baja y ganarán mucho mercado.

Además, más de un país querrá cobrar factura a las grandes farmacéuticas por las negociaciones de hace unos meses; hay muchos reportes en el sentido de que los privados abusaron de la desesperación de los gobiernos e impusieron condiciones injustas, pero el nuevo escenario cambiará los términos.

Con toda seguridad, las vacunas que vienen serán más baratas. Ya sea que provengan de nuevos fabricantes o que las ‘Big Pharma’ se vean obligadas a reducir sus precios, parece poco probable que México deba gastar 38 mil millones de pesos cada año. Menos aún si se toma en cuenta que las empresas privadas venderán en algún momento el fármaco, quitándole al Estado un poco de la responsabilidad.

Y, a los que temen por la logística, habrá que recordarles que México aplica cada año cientos de millones de vacunas con una eficiencia tal que las campañas pasan desapercibidas para quien no tiene hijos.

Con un poco de práctica y buenas negociaciones, México debería resolver los problemas de vacunación que enfrentará en el mediano y largo plazo, pese a las muchas críticas que puedan surgir de grupos opositores. No puede decirse “vamos bien” en una situación de emergencia, pero sí debe recocerse que la campaña avanza, y el panorama es un poco menos sombrío que el de hace unos meses.