¿Quién puede estar en contra de tener funcionarios honestos?

En aquel entonces me abstuve de opinar porque ¿quién puede estar en contra de tener funcionarios honestos? ¡Nadie! Y hoy sigo opinando lo mismo, así que, después de ver el trágico suceso de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, me pregunto ¿dónde quedó el 90% de honestidad?

Y es que ser honesto implica:

Reconocer cuando uno no es apto para una tarea o trabajo. ¿Dónde quedaron aquellos funcionarios 90% honestos que reconocieron que no eran aptos para ese encargo?

Señalar cuando algo no está bien. ¿Algún funcionario honesto alertó de las condiciones físicas que estaban incluso a la vista de cualquier ciudadano?

Prepararse para cualquier situación porque hay que ser honestos, todo puede pasar. ¿Hubo algún funcionario honesto que previó esta situación?

Dar los mejores consejos. ¿Dónde quedaron los honestos que aconsejaron y pidieron poner cartas en el asunto a un metro que ya daba señales de correr riesgos?

Dejar atrás la vieja práctica de “sí señor, lo que diga”. ¿Acaso ningún funcionario de alto rango se atrevió a señalar a los responsables que sí faltaba inversión y mantenimiento?

Saber lo que uno tiene en casa. ¿Sabían las autoridades competentes el problema que tenían en una construcción tan sensible e importante?

No engañarse. ¿Los honestos se engañaron pensando que todo estaba bien, que si no se hablaba del tema no pasaría nada?

Reconocer los errores. ¿Algún honesto del Gobierno de la Ciudad de México reconocerá culpabilidad en cualquier de sus vertientes?

Así que sí, yo espero que en estos momentos que requieren 100% honestidad, ese 90% que nos fue prometido salga a la luz y nos ilumine para que no vuelva a suceder una nueva tragedia.